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Rojo pasión.

 May sabía que la había cagado profundamente cuando recibió un mensaje de su Señora que ponía. " A las cinco en Plaza Torres ". A May, en el autobús que la llevaba al encuentro, le temblaban hasta las pestañas. May se había vuelto pequeña, poquita cosa. May estaba pensando en romper el cristal y tirarse por la ventana. May, había llegado a su destino. Se bajó del autobús y se sentó en un banco que tenía enfrente. Ahí habían quedado. May había llegado quince minutos antes, pues, tal y como estaba la cosa no era buen plan llegar tarde. No se trata de cobardía, si no de un mínimo de instinto de supervivencia. Charlotte apareció cinco minutos antes y, sorprendida, se dirigió a su niña. Vaya vaya... Hola mi... (Dijo May sonrojándose, cabizbaja) Hola Mi ... En publico, con el mi/Mi... Era suficiente. Pues no era tan importante las palabras. Con el posesivo que tanto les gustaba a las dos era suficiente. La esencia de cada una traspasaba en la otra como una flecha, a veces, las pala...
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Un desastre con patas.

 Era una tarde calurosa en Matalascañas.  Erika habia ido a pasar el día a la playa. Estaba tumbada en su toalla mientras se ponía crema cuando escuchó: - Que va, mi moreno es rojo, jajajaja. Aquella voz era proveniente de una joven que estaba con sus amigas.  La joven era de una tez blanca, pero ahora era lo más parecido a una gamba cocida. Puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. Esa chiquilla no estaba bien de la cabeza. Cuando se cansó de estar allí y de observar como aquella joven se ponía morada de mojitos, recogió sus bártulos y se fue al hotel donde se hospedaba. A la hora de la cena, se dirigió al buffet y, sentada en su mesa, vio pasar a la misma joven. Ésta vez no estaba tan sonriente. Estaba sola. Quemada. Con más mala cara que un lunes a las seis de la mañana. Cuando vio que la joven se dirigía a las bandejas de comida, no perdió la oportunidad de dirigirse hacia ella. - El sol y los mojitos no son buenos aliados... La joven la miró avergonzada. No sabía...

Osi y Jadzia (historia real)

Primera parte: la distancia   Jadzia: Esta historia empieza hace más de 3 años. Yo venía de un periodo de mucha actividad como spanker (y dominante). Pero los que alguna vez buscamos gente en este ambiente sabemos cómo es. Es un viacrucis. Las páginas kinky son una rueda de la fortuna de prácticas y morbos. Y lo que queremos es algo muy puntual. 5 de abril de 2022, exactamente a las 2 de la tarde. Ese fue el primer día que chateamos con Osi. En el sitio de BDSM más irrelevante que puedan imaginar, donde jamás se te ocurriría encontrar a nadie. La mexicana de 24 años me escribe algo que se supone que es un emoji. Y así empezamos a hablar y lo seguimos haciendo durante varios días. Desde el primer momento supe que era exactamente lo que buscaba. Aunque estaba la diferencia de edad, innegable, y tampoco soy tonta (por decirlo amablemente) como para engancharme en una relación con alguien que está a 8 mil kilómetros. Así que se lo dije amablemente: “lástima que estemos tan ...

Mommy, mi deporte de riesgo favorito.

 Laura, entre oleadas de placer imaginaba cosas impuras. Laura, apunto de llegar al éxtasis gritó un nombre. REBECA. Rebeca, no sabía lo que imaginaba Laura entre sus sábanas. Pero ahora... Rebeca, descubrirá las impurezas mentales de su niña, puesto que le debía unas letras, y ella, decidió dejar rienda suelta a su mente llena de deseo. " Estábamos en casa y Mommy me pidió que le trajera nuestra libreta. Nuestra libreta de redacciones, castigos, normas y reglas. Me dijo que esperara en el rincón mientras ella lo leía. Había sido mala durante muchos días y iba a pagar por ello. Yo, en el rincón, a la espera de un gran regaño y una gran zurra, con mis brazos en la espalda, jugueteaba nerviosa con mis dedos mientras sentía que cada vez me mojaba más y más. Me puse roja al pensar que ella se pudiera dar cuenta, notaba mis jugos bajar por mi pierna deslizándose lentamente. Mommy tardó un rato en venir hacia mi. Se puso detrás y me susurró al oído: Vaya, parece ser que mi pequeña no ha...

Jade

 Riiiiiiiiiing Riiiiiiiiiing... (Sonaba el telefono) - Mmhmmm? (Estaba dormida. No vi quien me llamaba ni que hora era) - Jade?  La voz de Kenia sonó al otro lado del teléfono, especialmente sería. Me levanté de golpe y vi la hora que era. Me había quedado dormida. No había ido a trabajar. Tenía tres llamadas perdidas de mi "adorable" jefe. Estaba morida, que no es lo mismo que muerta. Morida es como... Muerta y jodida. Mecagoenlagrandisimaputa (bienvenidos a la mente de Jade. Lo que esté puesto en otro tipo de letra, es lo que piensa, pero no dice. - Ah...Aho...Ahora te llamo cielo, dame un segundo. Lamadrequemepario . Colgué el teléfono y llamé a mi jefe.  Después de mil disculpas totalmente falsas (todo sea dicho) y mil promesas (que no pensaba cumplir) volví a llamar a Kenia. - Amor... (Dije en un susurro) - Amor? Enserio? Enserio te has quedado frita y no has ido a trabajar? - Apuffffffff (resopló con significado de: la que me va a caer me va a cambiar hasta el DNI)...

¡A la mierda las bragas!

  A las cinco en punto te quiero en la cafetería de abajo. Gia leyó el mensaje unas quinientas veces antes de reaccionar y responder con un " Si Señora". Antes de seguir con lo que viene, para entender el porque se dicho mensaje, es mejor ponernos en contexto. Gia, hacia cosa de un año conoció a Sonia. Tenían una relación con una dinámica en la que Gia estaba a los pies de Sonia. ¿Sumisión? ¿Disciplina? ¿Kinky? ¿Que más da? Eran ellas. Solo ellas. No hay que etiquetarlo todo, estábamos volviendo de éste mundo un Mercadona. Gia tenía tareas y normas por orden de Sonia. Gia era un pequeño desastre. Gia era rebelde. Gia era un desorden con patas. Gia era... Gia. Un día en los que Sonia estaba en la oficina, mandó un mensaje a Gia para saber qué era de ella. Hola mi niña, cómo vas? Tienes mucho trabajo? Hola mi Tormento de oro... Bien, cansada pero bien, aburrida. Aburrida? Bueno... Vamos a darle diversión a la vida. Quiero que te quites las bragas en el cuarto de baño del hotel ...

Dos días seguidos de castigo (real)

La noche anterior a este día que voy a narrar ya estuve castigada. Habíamos tenido una conversación seria, la Jefa y yo sobre el tema de los oídos. Desde hacía tiempo, tenía la mala costumbre de rascármelos con los bastoncillos y esto me había conllevado tener varias infecciones de oído, teniendo que pedir la baja laboral por pérdida de audición. Habíamos hablado del tema varias veces ya durante este tiempo, me había sacado cita para ir al médico y la última que me consiguió no acudí. Debo admitir que fue por pereza, mal hecho por mi parte, pero no me gustan los médicos, así que lo intentaba alargar. Harta de haber tenido la conversación muchas veces y haberme escondido los bastoncillos, y yo aún así haberlos encontrado y haberlos usado a escondidas (y sucios), la última vez cogí una infección grande. Ya habían pasado varias semanas que los usé y me seguía doliendo los oídos. Me volvió a sacar cita de nuevo y me dijo que esa vez me castigaría seriamente para que no me los volviera a to...