Ir al contenido principal

Mi primera vez

 

Y no, no estoy hablando sobre sexo.

Soy switch, así me identifico. Para quienes aún les sea esquiva la palabra, ser switch quiere decir que te gusta tanto dar como recibir. En algunos casos te identificas más con un rol (spanker o spankee) que, con otro y en otros casos esto varía depende la persona con la que sesionas o el momento/lugar en el que te encuentras. En mi caso la mayoría del tiempo me siento más spanker que spankee, pero esto no siempre fue así para mí.

Y es que para hablarles sobre la primera vez que sesione siento que me es muy importante contarles como llegue a ese momento. Y lo siguiente es solo mi propia experiencia, no espero que todos se sientan identificados ni mucho menos. Pero a mi yo de hace años atrás le hubiese encantado leer algo parecido a esto. Me hubiese sentido menos sola.

Tenía veinte y pocos años cuando le dije a mi mejor amigo que era asexual. Pero la verdad era mucho más profunda que eso. No me genera nada el sexo, pero si el spanking. El Spanking es mi centro, mi plato principal, mi motor de fantasías y orgasmos… bueno ya se hicieron una idea.  

El definirme asexual me dio varios años más para esquivar ese otro lado (muy importante) de mí y entonces el spanking se camuflo para ser solo mi secreto, después de todo, todos guardamos secretos, ¿cierto?  Lo que sucedió con este secreto es que le basto una pequeña grieta para volver a salir, para no quedarse tranquilo y para no serle suficiente la increíble cantidad de tiempo que pasaba en el internet a la semana buscando relatos y videos sobre el tema. Mi grieta fue la pandemia, cuatro meses (aquí en Perú) encerrados me fue más que suficiente para entender que el trabajo, la familia, amigos y la vida misma podían llenar muchos espacios en mi vida, menos este. Y ese sentimiento no iba a solo desaparecer.

Apenas acepté que era spanko, me di cuenta de que solo me gustaban las mujeres, pero ese es un tema para otro día.

Me gustaría decir que apenas término la pandemia me puse manos a la obra y empecé a hacer algo al respecto, pero la verdad fue otra. Hay quienes el aceptar esta parte de sí mismos les fue tan natural como cualquier otro aspecto de sus vidas, no fue mi caso. No podría decir con ciencia cierta el porqué, la razón aún hoy por hoy me es esquiva. Pero allí va el primer consejo que me sirvió, intenten ya no pensar tanto. Es buenisimo tener autoconocimiento, pero a veces lo único bueno es hacer algo al respecto.

Sabía lo que tenia que hacer, pero no encontraba el valor para hacerlo. Y así paso un poco más el tiempo. No fue hasta un poco después de inicios de este año 2023 (tres años después de la pandemia) que me decidí a que la fantasía no iba a solo quedar en eso. Y aquí viene mi segundo consejo, el cual me sirvió un montón en ese entonces y hasta el día de hoy me sigue funcionando. Hablar

Conversar con otros spankos, sentirse parte de una comunidad, hablar del fetiche ayuda a no solo normalizarlo sino además a darte el valor para buscar más. Me uní a grupos de discord, a páginas en internet y a muchas otras plataformas. Y al principio no conversaba, solo leía las interacciones (si, fatal de mi parte) pero el solo leer las interacciones entre otros spankos me ayudo, si. Porque después me dio el valor para buscar más.  Y aquí quiero mencionar al grupo de Facebook del que es originario este blog. Somos un grupo de mujeres, amigas a este punto, que quizá tengamos algunas diferencias, pero nos une una cosa muy importante, el spanking. En esta comunidad no solo encontré a mi spankee (Marga) sino además la increíble oportunidad de hablar y aún más importante de sentirme entendida. Ya no me siento tan sola.

( Y gracias a la mexicana que me invitó al grupo 😉, y no se rindió porque volvió a escribirme un mes después de haberme hecho la invitación)

Y aquí viene el tercer consejo y último. Anímense, y quizá nada de esto haya sido necesario para ti que estas leyendo esto. Quizá se te dio natural. Y genial por ti, pero si estás leyendo esto y aún te está costando asimilarlo. Solo hazlo. Conecta.

La primera vez que hable con Marga, estuvimos todo un fin de semana hablando sobre todas las fantasías y cosas que en mi vida había tenido el valor de hablar fuera de mi cabeza. 

Una semana antes de la primera sesión, era un manojo de nervios. La duda de si la realidad llegaría a ser como la fantasía me carcomía. Había pasado los últimos veinte años de mi vida pensando en spanking (y tengo solo 29), será que lo hago y no me produce todo aquello que si me sucede cuando leo o veo sobre spanking. Lo otro es que para mi primera vez había asimilado que sería del lado spankee, pues en ese entonces me pareció lógico. Aquí hay que resaltar que lo lógico no es tan importante como lo que te funcione. Tenía la oportunidad de sesionar como Spanker, con una persona que me inspiraba confianza y en un ambiente seguro, no la iba a dejar pasar.  

Y de nuevo hablar funciono perfectamente, hable un montón con Marga previo al encuentro. Compartimos dudas, hablamos sobre limites y mucho más sobre fantasías (no íbamos a hacer de toda la primera vez, pero me servía para ponerme en contexto que ambas queríamos lo mismo de la sesión). Hable también con otras mujeres del grupo. Una Spanker en particular me dio en el clavo con sus palabras y una de ellas fue “Ella quiere esto igual que vos”. Y eso término de activar mi lado Spanker.  Porqué si, cuando eres spankee debe de ser difícil tener que someter una parte tuya, pero a la vez es eso, es dejarse llevar. En cambio, cuando eres la Spanker en la situación, tienes tu que llevar el ritmo. La Spankee marca la pauta, en cierto modo, pero es la Spanker quién la guía.

Mi primera vez, fue mucho mejor que la fantasía.

Marcamos reglas, las cuales convenientemente habían sido puestas a prueba durante la semana. El contexto para el regaño y como consecuencia el castigo estaba ya listo para poner en acción. De los implementos habíamos acordado usar la mano y para terminar un poco del cepillo. Debo de confesar que el cepillo, me fue fácil más fácil de conseguir de lo que me presagiaba, creía que una vez en tienda con el cepillo en la mano iba a sentir que todas las miradas estaban sobre mí, sabiendo lo que iba a hacer con dicho cepillo. Pero no, quizá no todo lo opuesto y es que una sensación si hubo, pero fue muy llevadera a lo que me esperaba que iba a ser para mí.

 Días antes al encuentro, la conversación iba ya también marcando la pauta. ¿Así se siente (para a quienes les gusta el sexo) tener sexo telefónico? Recuerdo haberme hecho la pregunta varias veces. El spanking esta basado en los azotes o nalgadas, ese es el núcleo del fetiche. Pero no es solo eso, es mucho más que unos simples azotes o una zurra rápida. Es un antes y un después de los azotes lo que hace que la experiencia sea tan maravillosa (al menos para mí, y estoy segura de que muchos opinarán igual).  Y el antes estaba siendo también mucho mejor que la fantasía. Y es que los regaños previos, la conversación sobre que iba a ser castigada, que se había portado mal y todo eso definitivamente generaban algo en mí. ¿Qué exactamente? Bueno se los dejo a la imaginación 😉 y si son spankos, definitivamente tienen imaginación.

Y llegó el día del encuentro, sábado. Marga y yo vivimos en polos opuestos de la ciudad. Cuatro horas entre ida y vuelta (para mi) y tres para ella, con el fin de encontrarnos en un punto medio. Y es poco, comparado con ciudades, países o continentes de distancia que muchos spankos recorren para encontrar a esa otra persona con la cual sesionar. Porque hay que ser honestos aquí, no somos tantos como nos gustaría y no estamos todos tan ubicables como quisiéramos estarlo. Así que esas horas que paso en el transporte definitivamente valen la pena.

No voy a decir que no estaba nerviosa, porque sería mentirme. Lo estaba y mucho más de lo que quisiera admitir, pero aquí entra lo importante. No deje que eso me detuviera. No deje que el estar nerviosa me detuviese de hacer lo que venía toda una vida (más o menos) fantaseando con hacer.

Llegué al hotel y separé la habitación. Subí al cuarto y en esas cuatro paredes empecé a recrear todo como más o menos quería que fuese. Me sentí en control del momento, me sentí en control de muchas cosas.  Aleje una silla para que hubiese el espacio suficiente en un rincón vació. Me senté en la cama y probe sentarme al borde con los pies apoyados en el suelo, como había visto en muchos videos de spanking. Y no funciono, la cama era demasiado alta, yo no me considero exactamente bajita pero aún así no llegaba, no cómodamente y lo comprobé cuando coloqué a Marga sobre mis rodillas. La sensación de que se iba a caer era muy incómoda tanto para ella como para mí.  

No importó, improvisamos. Me retire de la orilla y logramos una posición lo suficientemente cómoda para ambas.  

Pero vamos desde el inicio, cuando Marga llegó a la habitación yo tenía ya todo listo. Los dos cepillos que había comprado (uno medio rectangular de bambú y otro de ducha) estaban ya colocados encima de la mesa de noche, a vista. El espacio del rincón vació donde lo quería estaba libre y listo para usar. Y más importante aún, yo. Yo me encontraba lista para guiar la situación. Lo primero que hice (y previo consentimiento hablado antes durante nuestra semana escribiéndonos diario) fue darle un abrazo, para romper el hielo. Para evitar la tensión y para sentirnos mas en confianza. Lo segundo fue ofrecerle agua, la cual rechazo y preguntarle si necesitaba ir al baño, lo cual hizo.

 Y aquí quiero tomarme unas líneas para hablar sobre lo más importante antes de una sesión, el consentimiento. La noche antes del primer encuentro le hice a Marga dos preguntas directas. ¿Eres consciente de lo que va a ocurrir mañana cuando nos veamos? Y ¿Tengo tu consentimiento para hacerlo? Las respuestas fueron en resumen Si, me vas a azotar y Si, tienes mi consentimiento. Después de ello hablamos sobre la palabra de seguridad. Gata, esa es nuestra palabra. Si algún día necesita usarla, estaré feliz que lo haga. Usarla para mí no significa necesariamente que me abre excedido (lo cual me esmero en no hacer) sino que ella así lo necesita.

Cuando regresó del baño, no había mas formalidades que seguir. La situación es básica en un momento de disciplina en el spanking. En este caso Marga se había portado mal y la iba a castigar. Le pedí que se retirara los pantalones y los colocara sobre una silla y después cuando ya la tenia sobre mis rodillas, comencé.

La primera nalgada que le di, sobre la ropa interior, fue electrizante. El sonido, de verdad retumbo en la habitación y eso que habíamos puesto música.  No puedo describir como lo habrá sentido ella, pero por mi parte. La mezcla entre el sonido y el calor que irradiaba de sus nalgas era perfecto. Detalle gracioso, a los pocos minutos de haber iniciado, la luz del hotel se fue en todas las habitaciones del piso. Recuerdo haber lanzando un improperio (Y si, no debí dada la situación) y habernos reído ambas por un segundo. Fue todo muy rápido, la luz regreso casi a los segundos de haberse ido y yo no perdí tiempo y proseguí con mi misión. Que era ponerle el culo rojo.

Cuando le baje la ropa interior, fue otro momento clave para mí. Ella se resistió un poco y eso añadió algo más al momento. Al final terminaron en sus tobillos y yo continué con mi mano. La cual sentía ya algo caliente, pero sentía aún más el calor proveniente de ella.  

Estoy casi segura de que nadie usa el Kama Sutra la primera vez que tiene sexo. Yo no quería como primera experiencia algo que se sintiera sacada de una porno de spanking, quería algo real. Y lo real para Marga y para mí, era que teníamos que empezar despacio. La primera vez que sesionamos use casi toda la sesión solo la mano y después del rincón (el cual hizo con la ropa interior aún por los tobillos) utilice 18 veces el cepillo mientras ella contaba cada uno en voz alta. Y así, luego del castigo viene el perdón. Y con el perdón también está el aftercare (palabra en inglés, como muchas que usamos en el spanking, que es básicamente tiempo de cuidados y calidad).

Para cada persona es diferente y cada dinámica es diferente. A algunas personas les gustan más las caricias y a otras no les gusta el contacto, pero prefieren hablar y a algunas les gusta ambas. Quizá también disfrutes tener sexo después de una sesión, todo es válido. Pero es un momento importante, es un momento para reconectar y aterrizar, para quizá dejar un poco el rol de lado y volver a ser solo esa persona que disfruta del momento. (El rol no lo dejas del todo, sigue allí, más que una piel que te pones yo lo siento como un estado latente, que a veces se intensifica y otras esta más laxo).

Mi primera vez como Spanker fue muy honesta, no necesite tener todo bajo control. No necesite todos los implementos habidos y por haber y ciertamente no necesite recrear ninguna escena de película con la que todos hemos fantaseado alguna vez.  Fui yo y fue perfecta.

Comentarios

  1. Muchas gracias por escribir esta entrada, Stephanie. Es espectacular y es exactamente de lo que se trata un grupo de spanking. Y sé que por ahí te cuesta poner estas cosas en palabras, y eso lo hace todavía más genial. Cada encuentro/vínculo que se da en el grupo nos da mucha alegría a todas y la verdad es que si el grupo sirve mínimamente para que podamos compartir, conocernos y finalmente animarnosa hablar, ya está.
    Creo que "honestidad" es la palabra clave. Y es lo que transmite tu relato y es lo que define tu integridad como spanker.
    Ya lo hablamos esto, es algo que a veces nos hace parecer más intensas de lo que somos. Porque todas andamos por ahí un poco con el personaje puesto y eso no tiene nada de malo pero si hay algo que caracteriza el vínculo que pudimos lograr en este grupo es la honestidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por leer :3 y Gracias por escuchar también. Y si, y la honestidad también es lo que hace que nos animemos a compartir y abrirnos. Así que por otro año más 🥳

      Eliminar
  2. Me encantó el relato y eso que según tu no se te daba escribir.

    ResponderEliminar
  3. Me encantó leerte Stephanie, el relato está muy bien contado y bueno la experiencia fue igual para las 2, al final de todo si cumplió con nuestras expectativas e incluso fue mucho mejor...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. 🥰 Gracias!!! Si, definitivamente fue igual para las dos. Y va a seguir siendo lo, así que ya sabes, pórtate bien 😉

      Eliminar
  4. Interesante, solo falta escuchar la esperiencia desde el lado de Marga. Ojalá se anime a escribir su versión

    ResponderEliminar
  5. Hermosa Anecdota!!! creo que me erizaste la piel, gracias por compartir un momento tan padre como el que nos acabas de relatar...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por leer! 🙈 me encanta que podamos tener este espacio para compartir.

      Eliminar
  6. Steph...con perdón de todas las integrantes del grupo: ésta ha sido una de mis entradas favoritas en el blog hasta el momento. Me fascinó.
    Escribir se te da magníficamente. No nos falta imaginación, como bien sabes, pero tienes el don de guiarnos con tus palabras a través de sensaciones únicas de una forma por demás natural, como si prepararas un terreno entre aquello con lo que varias soñamos y aquello que nos es totalmente conocido.
    No podría estar más feliz de que Marga y tú se hayan encontrado, y doy gracias una vez más a esas dos personitas que propiciaron el que tú llegaras al grupo y que se activara tu parte spanker 😉
    Es un placer leerte, y viajar por las letras que conforman esta entrada en concreto fue casi como meterme en tu piel y experimentar cada momento y cada sensación tal cual las viviste tú en ese encuentro, disculpándome de antemano por tomarme ese atrevimiento jejeje
    Me gustaron mucho las palabras que utilizaste para describir y contar todo, tu honestidad tan característica y la confianza con la que has compartido tu proceso interno. Tomo nota de todo y me siento identificada con buena parte de ello.
    "Mi centro, mi plato principal, mi motor de fantasías y orgasmos..."
    Todo es real y a través del texto podemos percibirte en toda la gloriosa extensión de la palabra "switch", y es un punto de vista único.
    Gracias por este escrito! Ha sido el mejor regalo de bienvenida tras la semana que me ausenté 💜

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Kat por tus palabras ❤️, como siempre es un placer leerte. Y créeme la felicidad es recíproca, haber encontrado este grupo ha sido una de las mejores cosas de mi año. Jeje y ningún atrevimiento me complace leer que el relato pudo transmitir las emociones tal cual las sentí.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Amelia y Emma 1: la foto

 El sol de las tres de la tarde atravesaba los ventanales del bar y se proyectaba en el suelo y las mesas. Amelia estaba sentada sola y, aunque sostenía su Kindle como si estuviera leyendo, en realidad estaba mirando la hora. “Quince minutos tarde”, pensó. ¿Quién era esta chica que de la nada le sacaba una foto? ¿Y cómo consiguió su número? Sus pensamientos fueron interrumpidos por la joven en cuestión que irrumpió en el bar, con su actitud relajada y su sonrisa de oreja a oreja, se acercó y la saludó. Contradiciendo su natural tendencia a ponerse seria Amelia no pudo evitar devolverle la sonrisa. Dejó el dispositivo sobre la mesa y le hizo una seña al camarero. —Llegas tarde. —Claro que no. Amelia frunció el ceño por unos segundos y se limitó a mirarla. La joven tenía un aspecto casual pero deliberadamente cuidado, su indumentaria se percibía mucha calidad. Su cabello castaño oscuro y largo terminaba en ondas sutiles. Sus dientes eran perfectos. Amelia se distrajo un minuto

Amanda y Laura I: Los riesgos de no avisar.

 - ¡Mierda! – se escuchó el susurro en la habitación, a oscuras Laura estaba intentando prender la linterna de su celular. El departamento estaba en silencio y eran casi las cuatro de la madrugada. Una luz se encendió, la del velador. - ¿Amor? – preguntó Amanda. - Shhhhhh… no te vayas a despertar -contesto Laura, resignada de no haber podido encender su linterna. - Ya estoy despierta -respondió Amanda con evidente irritación- ¿Qué hora es? - Tem… hip.. prano… -una risa escandalosa confirmo las sospechas de Amanda, la salida de un par de copas y ya, se había convertido al final en algo más. - Te llamé varías veces -le reclamó Amanda. - Te amo ¿Te lo he dicho antes? – preguntó Laura mientras forcejeaba con su pijama. - Y yo a ti…. – Amanda dio un resoplido- No hay caso, ven a dormir. - ¿Es una orden señora? – preguntó Laura de forma juguetona. - Tú mejor obedece que ya estás en suficientes problemas. - ¿Me vas a castigar? – pregunto sin censura Laura mientras se acostaba. - Maña

Amanda y Samanta I: Las tres opciones.

 –¡Voy! – gritó Samanta desde su escritorio/comedor. Le dio un mordisco al chocolate que tenía encima y marcó con lapicero azul una de las tantas facturas que había estado ingresando al Excel toda la tarde. Samanta abrió la puerta y miro desconcertada un momento a Amanda. –¿Ya son las 6? –preguntó preocupada. –Hola para ti también –le contestó Amanda mientras entraba al departamento. El lugar no estaba sucio exactamente, pero era un pequeño caos. Se notaba que todo estaba fuera de su sitio como si hubiesen entrado a robar o alguien hubiese estado buscando cosas con desesperación. –Perdona se me hizo tarde –se disculpó Samanta intentando acomodar un par de cosas en el camino. –Ya, puedo notarlo…. ¿Te estás mudando? –preguntó con evidente diversión Amanda. –Ja… Y no… –Samanta volvió a sentarse en su comedor mientras volvía a enfocarse en las facturas que tenía enfrente –Tengo que ingresar hoy las compras que hice para la empresa con mi dinero o no me lo van a devolver hasta el mes qu