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Confesiones de una spanker II

O tal vez debería decir confesiones de una spankee, porque esto lo escribí el 26 de septiembre de 2005 cuando mis confesiones eran de otro tipo. Lo pongo igual por dos motivos, porque dije que iba a poner un post semanal y porque creo que tiene mucho que ver con algo que venimos discutiendo últimamente. No sé si ahora, incluso con la consideración del cambio de rol, volvería a escribir exactamente lo mismo.

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Algo extraño pasa (no es la primera vez) y siento por momentos que la fantasía del spanking se ha des-erotizado, por decirlo de alguna manera, y en días así no tengo ganas ni resistencia física real para recibir una paliza. Sé, porque esto ya me ha sucedido, que es algo que va a pasar y que en una semana quizá, más temprano o más tarde, la fantasía volverá con toda la fuerza que la hace constitutiva en mi vida sexual. No es un tema menor y al mismo tiempo creo que todos de alguna manera vivimos esto. En principio uno piensa si no será que me estoy volviendo vainilla. Después, de a poco, va recuperando las cuestiones cotidianas que tienen que ver con la práctica y los gestos. Digo de a poco, pero puede ser que súbitamente se encuentre creando la peor situación posible con el único objeto de que lo castiguen. Esto también me ha sucedido. 

En el mundo del spanking hay cosas que es mejor darlas por sentadas y una de ellas es la diferencia en el balance de poderes. Qué cosas tenemos permitido o no al asumir cualquiera de los roles, donde definitivamente el spanker tiene mucha más decisión. Estando en esta fase vainillesca ha surgido una situación que ameritaba unas buenas nalgadas y me he puesto a llorar a los dos minutos de estar sobre las rodillas. En esos momentos no es tan agradable jugar, pero viviendo en una relación de disciplina doméstica negarse a algo que es justo dentro de las leyes de la pareja equivale a que el spanker ignore las necesidades del spankee. 

Decía que hay dos cosas y la segunda es que, a la fantasía, que puede ser tan intensa como para ocupar la mente todo el tiempo, hay que recrearla constantemente. La internet ha venido a incentivarla mucho con fotos, videos, relatos. Pero se sabe que la más fuerte es la que pasa por dentro y que a veces tiene forma de sueño diurno. Yo tengo mis fantasías como cualquiera y con el tiempo, aunque han ido cambiando sutilmente, en el fondo siguen siendo las mismas. Hoy (aquí y ahora) la fantasía que más me interesa es la relación de disciplina doméstica. Y cuando fantaseo lo hago en esos términos, pero anteriormente siempre se trataba de un colegio o una institución y por lo general el lugar del spanker lo ocupaba una mujer. ¿Por qué? Siempre pensé que eso tenía que ver con la manera que tengo yo misma para relacionarme con las mujeres, distinta de los hombres obviamente, y donde el elemento sexual es de otro tipo. Es decir, siempre que busco una figura de autoridad para una experiencia (fantasía en este caso) de spanking totalmente "puro" es una mujer. 

Con los hombres siento que hay otra cosa. Ok, esta es una confesión: siempre que vuelvo a conectarme con la fantasía lo hago por este lado, donde se ha quitado todo elemento de la relación sexual convencional y donde el spanking es simplemente un castigo como consecuencia de una mala conducta. Otra cosa que me ha llamado la atención es que en estas fantasías siempre hay otra gente involucrada, otras mujeres spankees de edades indefinidas puesto que si bien en la fantasía soy yo es evidente que en esa situación difícilmente tengamos treinta años sino mucho menos. 

Apenas descubrí que me interesaba el tema se me ocurrió escribir algunos relatos donde sucedieran estas cosas, pero eran tan íntimos que me daba hasta vergüenza leerlos. Había tocado el nervio... Luego me deshice de ellos y vi por qué me resulta más fácil teorizar sobre el tema: teorizar es de alguna manera hacer reglas generales o por lo menos sistematizar algo, lo que de alguna manera es tranquilizador. Poner la fantasía tal cual uno la siente (la que más te moviliza) en un relato, en cambio, es exponerse terriblemente.

Comentarios

  1. Uff... de verdad que no voy a mentir, he parado en varias partes del relato a ponerme a pensar. No sé si hoy por hoy sigas pensando tal cual escribiste en ese entonces, pero las palabras de tu yo de ese entonces me hacen muchísimo eco para mí ahorita. Gracias por compartirlo Vic ❤️

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  2. Para ponerse a pensar. Y definitivamente, aunque al paso de los años y con la transición de un rol a otro algunas cosas cambien, la veracidad de las palabras en el momento en que las escribiste se conserva intacta. Me sentí identificada en algunos aspectos y concuerdo en diversos puntos, pero específicamente en uno: poner la fantasía en un relato es exponerse. Y es arma de doble filo, pero a estas alturas estamos acostumbradas a que muchas cosas en el ámbito del spanking son así. Si aceptas, aceptas todo el paquete.
    Gracias por compartir esta entrada, Vic!

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