Historia real con la Jefa
Habíamos quedado con unas amigas para tomar un "bizcocho aliñado". No tomamos todas el bizcocho, solo unas pocas y unas de las que no lo probaron fue mi mujer. Pasamos el día genial, desde las 12 de la mañana y fue especial con muchas risas, piscina, barbacoa, muchas ganas de cachondeo, pintando las uñas, mucha música, sevillanas... La música la escuchamos en la Smart tv, y mi jefa quería poner una canción pero no acertaba a darle a la que estaba buscando, así que me empecé a reír de ella diciendo que ella no sabía, que me dejara a mí hacerlo, le intentaba mover y quitarle el mando.... Siguió un buen rato buscando y se sentó mientras lo intentaba y justamente cuando me acerqué a ella, por fin salió la canción que ella quería (Oasis, Greenday y Eminem cantando en un remix de Boulevard of broken dreams) así que se me ocurrió decirle que la había encontrado gracias a que yo estaba con ella y la había indicado. Ahí apretó los dientes y me tiró de los pezones fortísimo. Tan fuerte fue que a menos del segundo ya estaba diciendo: "melocotón". Joder, me dolió muchísimo. Así que decidí dejarla tranquila, para no jugarme la vida más.
Me fui fuera con las chicas a tomar algo y les conté que la Jefa se había enfadado conmigo por chincharla y les dije lo que me había hecho. Se empezaron a reír diciendo que me lo merecía y cómo estábamos con las risas me dijeron: no eres capaz de decirle: "Va a terminar el verano y aún sin saber usar el mando!" Les dije que lo haría con una condición, el castigo que me diera a mí, se lo llevaría una de ellas, ya que les diría que ellas me habían obligado. En verdad la idea era cojonuda. Nos reímos mucho tramándola, así que me acompañaron a decírselo. Incluso otro amigo que estaba allí con nosotros, decía que no se quería perder el espectáculo, así que se apuntó a estar en primera fila para verlo.
Llegamos al salón, dónde todavía estaba poniendo más música con el mando. Mi jefa estaba un poco seria así que pensé que igual no sería buen momento pero una de ellas me recomendó que le dijera mejor: ”Al juego del móvil si que sabe manejarse, a ver si aprende con el mando de la tele también”. Y ahí me tuve que reír y no podía parar, así que me animé, la abracé y le dije que la quería mil millones. Me miró seria y las otras dos dijeron que eso no era lo acordado a decir, así que me hice la valiente y se lo solté. Me miró seria de nuevo y me dijo: "tú me estás buscando, no?" A lo que le eché la excusa que habían sido las otras que eran malas influencias pero no coló. Todo esto sin dejar de reír. Le chinché un par de veces para que se riese y haciéndole la pelota pero cada vez estaba más seria y no me seguía las bromas, así que decidí entonces, ya sí dejarla en paz.
Continué haciendo vida social y ella en un momento dado fue a buscarme para darme un beso pero ya no tenía ganas yo. Continúo la velada muy bien aunque yo ya me sentía súper cansada. Entre la menstruación y el bizcocho me había pegado el bajón ya. Se me había pasado todos los efectos ya y tenía sueño.
Cuándo faltaban muy pocas personas para irse ya, me puse a mirar el móvil y noté que alguien me cogía el culo. Me giré y veo a mi Jefa que me abraza con una sonrisa de mala mientras me mira fijamente a los ojos y me suelta: “Me llevas todo el día buscando, pues bien, ya me has encontrado”. Me quedé cortada en ese momento. No me esperaba que me fuera a castigar, era súper tarde y ella se tenía que duchar e irse a dormir que madrugaba.
Me dijo: “Me has estado dando por saco todo el día y yo ahora, le voy a dar tras tras en el culo a mi chica”.
Todo esto con una sonrisa que me intimidaba montón así que se me cogió un pellizco en el estómago y todo lo que me había reído esa tarde se me cortó del tirón. Por la forma en la que me lo dijo me daba a entender que no tenía escapatoria. Empecé a besarla, a pedirle perdón, a decirle que la quería, que era tarde ya, que lo dejara pasar… Me dejaba que la besara, pero todo lo que recibía era negativas por su parte.
Cogió una silla y la puso en medio del salón y me pareció que cogía la fusta y vi la vara encima de la mesa. En ese momento fingí ir al baño, tenía que ganar tiempo. Me horrorizaba la idea de pensar que me podría castigar delante de alguien. Me parecía súper humillante, me moriría de la vergüenza. Jugar a su juego, me parece muy divertido jugar en público. Es algo más lúdico, excitante, nos reímos mucho y calma mi vena exhibicionista, pero la idea que me regañe delante de alguien, aunque sean amigos nuestros íntimos o incluso el jefe y peor aún, que me castigue, me da montón de miedo y vergüenza. En ese momento, apareció nuestra última amiga que venía a despedirse y respiré tranquila al ver que mi jefa iba a hablar con ella, así que me uní a la conversación. Intenté mantener la calma, pero aunque estaba pendiente de la conversación, mi mente no dejaba de repetirme la frase “pues ya me has encontrado” una y otra vez. Ya la había liado, sabía que en el fondo me lo merecía por todo el por saco que le había dado pero me sentía súper cansada y dolorida por la regla y a ella la veía muy espabilada, así que temía por mi culo. Sentí miedo por lo que vendría después.
Al poco rato, se marchó nuestra amiga y me senté a hablar con mi Jefa pero de otro tema, para ver si tenía suerte y se despistaba la cosa y me libraba (aunque al tenerla justamente en frente y ya estábamos a solas, el corazón me iba a 200 por hora. Siempre intento que no se me note, pero cuando es algo serio, si me toca para sentir mis pulsaciones, verá que no miento), pero una vez más el tema volvió a su cauce. Le dije que las dos estábamos cansadas, que ya era tarde y debería ir a dormir mejor, a lo que me contestó: “Sí, tienes razón y también me tengo que duchar, pero antes, voy a poner a mi chica, fina filipina, así que vamos” “No lo he hecho antes, porque sabía que habías comido bizcocho y drogada no se juega, así que estaba esperando a que se te pasara el efecto” (debo admitir que ahí morí de amor por como me cuida y respeta). Morí de amor pero por otro lado me puso más nerviosa, porque entonces la decisión del castigo aplazado había sido premeditado y a saber qué tenía pensado. Así que simplemente opté por no protestar. Sabía que tenía todas las de perder, por lo que no me merecía la pena provocarla más ni llevarla la contraria. Quizás así, le daría más pena al ver que me había rendido y obedecía y no sería tan dura.
Cerró la puerta y me cogió de la muñeca derecha y me dijo que esta vez me iba a pegar con algo que aún no me había castigado. Había cogido mi zapato!!! Los nervios siguieron en aumento. Se sentó en la silla, me puso en sus rodillas, me acomodó y me empezó a pegar con el pantalón puesto. Le recordé que estaba con la menstruación, con la intención que fuera más blandita, por si colaba. Sí, lo sé, siempre intento por todos los medios para ver si cuela algo. La esperanza es lo último que se pierde. Al principio no dolía mucho. También llevaba protección: pantalones, la parte de abajo del bañador junto con dos compresas, que amortiguaba el golpe. La postura de estar cabeza abajo era muy humillante. Siempre paso por varias fases cuando me pone en sus rodillas (especialmente cuando se sienta en una silla): me muero de la vergüenza al principio por lo humillante e infantil que es la postura. Después, siempre tengo que miedo cuando me pone así de hacerle daño en las piernas a mi jefa, pero cuando me empieza a pegar, teniendo en cuenta lo tenso que está el culo ahí y que va aumentando la intensidad, todas esas sensaciones desaparecen y prevalece lo que me duele el culo. Aunque sinceramente, aunque sienta todo esto, para mí esa postura de verla a ella sentada, después del castigo cuando lo recuerdo, me excita muchísimo y durante el castigo es la que más me gusta porque la siento a ella muy cercana y a pesar de la humillación, el poder tocar su piel, hace llevadero el castigo a nivel emocional.
Seguidamente, me bajó todo del tirón y pensé: bueno, no parece que duela mucho la chancla, quizás pueda aguantarlo bien. JA! Al notarlo con la piel desnuda picaba un huevo. A los pocos azotes empecé a moverme de lo que me dolía. El coraje de estar en esa postura es que es más difícil poner la mano atrás para intentar librarme de algún azote. En ese momento se me pasó por la cabeza: ¿por qué la has picado esta tarde? Joder qué duele!!! Y además, la vara está encima de la mesa, ayyyyy. Además tenía la piel sensible por la menstruación y eso junto con el cansancio, duplicaba el dolor. Me preguntó si me iba a portar bien ya y si iba a ser buena. Por supuesto que le contesté sin pensarlo. Buena no, buenísima!!! Me preguntó si la quería y obviamente claro que la quería. A diferencia de otras veces, la odio cuanto me castiga y no la quiero en ese momento, pero ayer fue diferente. Serían las hormonas o la culpabilidad, que sí la quería y sí sentía de verdad en ese momento haberle dado por saco. Siguió azotando con el zapato un poco más y pensé que ya pararía ahí, así que intenté levantarme y me dijo que no, que no me había dado permiso para levantarme.
Empezó a tirarme pellizcos por todo el culo. Uffff, dolía muchísimo y más que ya tenía el culo dolorido. No podía dejar de moverme para que parara. Fue horroroso. Por fin terminó, me subió las bragas, el pantalón, me puso bien la camiseta y en ese momento, no me atreví a moverme ni a preguntar por miedo a que me siguiera pegando, esperé a que mi jefa me dijera algo. Me dio unas cuantas tortas ya pero con la mano y me dejó levantarme ya por fin.
Me ordenó que me pusiera de cara a la pared pero de rodillas. Protesté un poco porque no quería estar de rodillas, sólo tuvo que decírmelo una vez más y obedecí. Aún seguía la vara encima de la mesa y no me quería ganar más puntos. Se me hizo eterno estar en esa postura. Era súper incómoda, no sabía cómo ponerme ya y además me sentía muy cansada. Quería que me perdonase ya y me abrazara. Intenté varias veces con voz lastimera decirle que me dejara salir ya, o que me dejara estar de pie o al menos poner un cojín y nada. La última vez que protesté me dijo muy clara: “Si sigues protestando, más tiempo vas a estar”. Así que una vez más me tuve que resignar y me callé. No sé en qué momento le dí pena, que por fin me dejó levantarme, pero se me hizo larguísimo el tiempo. No sabía que me dolía más, si el culo o las rodillas.
Me levanté, me fui para ella y estaba con el whatsapp sentada encima de la mesa. Esperé en silencio a que terminara, no quería enfadarla y ya me miró, le pedí perdón, me abrazó y nos besamos. Morí de amor en ese abrazo. Fue el último chute que necesitaba para relajarme. En ese momento que estoy sensiblera, que me diga que me quiera, me llena muchísimo y lo único que necesito es su abrazo y sus besos. Me hacen tremendamente feliz.
Que genial leerte por aquí Patty! Jajaja al principio me quedé pensando que era un bizcocho aliñado .... Ser spankee es una gran contradicción a veces no? Quieres algo.. pero luego no.... Y en el momento no te cae bien esa persona que en otras circunstancias si. Gracias por compartir la experiencia! Tengo curiosidad el zapato es la zapatilla? Me encantó leerte y gracias por compartir!
ResponderEliminarUn bizcocho aliñado es con marihuana 🫣. El zapato, era mi zapato de verdad porque yo iba descalza y me había dejado los zapatos por ahí jajajajaj. Gracias por leerlo.
EliminarQué bien escribís, tuve la sensación de estar ahí. Los chistes y comentarios de la fiesta, me los imagino. Muy suicida seguirla, y así son los amigos, se divierten y después desaparecen. Lo de tu jefa de dejar pasar el efecto del bizcocho fue perfecto. Realmente, los relatos de situaciones reales tienen eso cotidiano y real que me encanta
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