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Dos días seguidos de castigo (real)

La noche anterior a este día que voy a narrar ya estuve castigada. Habíamos tenido una conversación seria, la Jefa y yo sobre el tema de los oídos. Desde hacía tiempo, tenía la mala costumbre de rascármelos con los bastoncillos y esto me había conllevado tener varias infecciones de oído, teniendo que pedir la baja laboral por pérdida de audición. Habíamos hablado del tema varias veces ya durante este tiempo, me había sacado cita para ir al médico y la última que me consiguió no acudí. Debo admitir que fue por pereza, mal hecho por mi parte, pero no me gustan los médicos, así que lo intentaba alargar.

Harta de haber tenido la conversación muchas veces y haberme escondido los bastoncillos, y yo aún así haberlos encontrado y haberlos usado a escondidas (y sucios), la última vez cogí una infección grande. Ya habían pasado varias semanas que los usé y me seguía doliendo los oídos. Me volvió a sacar cita de nuevo y me dijo que esa vez me castigaría seriamente para que no me los volviera a tocar, pero no me diría cuando sería el castigo, que éste lo haría cuando me lo esperaba. Así fue, casi 3 semanas más tarde, justamente ayer, anoche, decidió que era buen momento. Hoy tenía cita con el médico y quería que fuera con el culo caliente a la cita. Esa noche en el grupo de spanking de mujeres conocí a una chica nueva que congeniamos rápidamente. Ella era brat como yo, así que nos dedicamos a chinchar y a provocar lo más grande, incluyendo a mi Jefa. Llegada la hora de acostarnos, empezó todo.

Estábamos en la cama sentadas las dos y me comenzó regañando por los oídos. Que estaba harta de tener esta conversación y que no aprendiera la lección… qué cuantas veces tenía que decirme que no me podía meter nada que podía perder en serio la audición y por una tontería. Las últimas tres semanas estuve bastante mal con los oídos y me hizo jurar por toda la familia si me había vuelvo a meter algo a sus espaldas. Le juré que no. Era verdad, puesto que el último bastoncillo que usé estaba sucio (lo cogí de su bolso, que se le había caído uno) y eso hizo que cogiera una infección rápidamente, así que no hizo falta usar ninguno más, porque además me dolían mucho. Había tenido que tomar medicación a sus espaldas para disimular el dolor. Además aprovechó en el regaño para decirme que no le podía faltar el respeto y mucho menos en el grupo. Que tengo que dar buen ejemplo y portarme mejor… Yo a todo le dije que sí, no tenía excusa, así que me callé.

Me tumbó boca arriba en la cama, me cogió de un pie y empezó a darme en la planta de los pies con un instrumento de cuero, parecido a un cinturón, pero más corto, más fácil de manejar para ella. Ufff, cómo dolía eso. Después de unos 15 azotes en cada planta del pie, paró. Me pidió que me diera la vuelta mientras ella cogía la paleta azul de lexan. Estaba bastante enfadada, sabía que tenía este castigo en mente desde hacía tiempo, me dolían los oídos y ella quería asegurarse que al día siguiente no faltara a la cita.

Me di media vuelta y me tumbé en la cama. Yo iba con mi camiseta negra de mi querida Avril Lavigne que pone “Bite Me” y un pantalón de pijama corto. Ella se apoyó encima de mí, por mi cintura, de tal manera que no podía moverme, me tenía inmovilizada de cintura para arriba. Me bajó el pantalón directamente y sin más dilación empezó a darme con la paleta de lexan. Sin ningún calentamiento, ni nada. Me dio unos pocos suaves y poco a poco fue subiendo en intensidad. No sabría muy bien cómo describir el dolor, pero puedo decir sin equivocarme, que es el instrumento que más duele de los que haya probado. Es una paleta muy rígida y dura, que ocupa un espacio considerable del trasero y que un solo azote te empieza a arder el culo, es como si te pincharan con micro agujas en todos los sitios a la vez. Puesto que el dolor seguía creciendo cruzaba las piernas para intentar aguantar el dolor de los azotes, por lo que me daba pequeños golpes en los gemelos para que las descruzara. Cuando empezaron los azotes los oídos me retumbaban muchísimo, así que tuve que tapármelos para que no me dolieran tanto. Cuando vio que me los tapaba, me preguntó si me dolían, a lo que le dije que sí y más fuerza aplicaba a los azotes por no haber hecho las cosas bien. Me dolían tanto que tuve que cerrar los puños con las almohadas y meter mi cara ahí dentro para intentar aguantar como pudiera. Me dio un pequeño respiro para coger aire las dos, a lo que me volvió a preguntar si iba a usar otro bastoncillo. Le contestaba que no, me volvía a dar otra tanda de azotes. Me preguntó si me iba a volver a saltar la cita médica. Le volví a contestar que no y que me perdonara ya, que me dolía muchísimo y que lo sentía muchísimo. De nuevo, otra tanda más fuerte. Era una agonía ya, yo no dejaba de patalear en la cama, que por favor me soltara ya. Me volvió a dar una última tanda muy fuertes y ya paró. Se me hizo eterno, sentía el culo súper hinchado y me dolía una barbaridad. Estúpido Lexan. Me dijo que fuera a por la crema, me la aplicó con mucho cariño y nos empezamos a besar. Entre los mimos, el calor y los besos, al final pasó lo que tenía que pasar e hicimos el amor de reconciliación. Tuvimos un pequeño incidente doloroso para mí pero nos acabamos riendo mucho las dos, así que todo bien. Ya todas las deudas estaban saldadas, ahora sí. El contador a cero.

Esa noche la pasé regular porque me ardía el culo, lo sentía hinchado y no encontraba postura para dormir. Me levanté esta mañana y aún me dolía al sentarme. Fui a la cita médica con el otorrino y el doctor fue amable, le conté los síntomas pero le omití la parte de los bastoncillos porque me daba vergüenza. Cuando empezó la inspección con la cámara, me miró serio y me dijo que tenía un eccema impresionante y me preguntó si había usado bastoncillos. Con vergüenza se lo confirmé y me empezó a regañar que era peligroso usarlo, que me había causado un tapón de cera muy grande y que no podía meterme nada más que los tenía muy irritados. Me morí de la vergüenza que me lo dijera y después cuando empezó a quitarme el tapón vi las estrellas. El aspirador del oído era muy intenso y era muy desagradable, sentía que me iba a quedar sorda. Así que entre el dolor de culo en el asiento, más el dolor de oídos, ya sin duda, me he pensado mejor no volver a tocármelos. Me dijo que quería verme en 3 meses para asegurarme que no volvía a usarlos y que todo siguiera correcto. Le di las gracias y me fui de su consulta. La verdad que salí avergonzada de la consulta pero con los oídos mucho mejor. De camino a casa la Jefa me preguntó qué me había dicho el médico, a lo que le contesté que no me acordaba. Me dijo que ya hablaríamos en casa a la noche. Le dije que me había regañado el médico y que ya le contaría.

Ya llegó la noche. Estuve tonteando con ella sexualmente, coqueteando para que no se acordara del médico. Nos fuimos a la cama, con mi intención de volver a tener sexo, pero me frenó y me pidió que le contara que me había dicho el médico exactamente, que porqué me había regañado. Le dije que no quería hablar de eso, así que volvió a sacar la paleta de lexan (la tiene en la mesita de noche, creo que se la tengo que cambiar de sitio, la tiene demasiado a la mano, ufff) y rápidamente me puse firme y le empecé a contar detallado. Me regañó un poco más y dejó el lexan en la mesita. Seguimos charlando un rato más y le acaricié un brazo haciéndole cosquillas, sin querer-queriendo. Me dijo que no hiciera eso, que no jugara con fuego. Paré y cuando se dio media vuelta para irse a dormir, me salió impulsivo y riéndome le di una torta (súper floja) en su culo. Ahí se dio media vuelta y era como si hubiera invocado al demonio. Estaba súper enfadada y me dijo: “ya sabía yo que hoy también tenía que castigarte, que se ve que no fue suficiente ayer”. Le dije que lo había hecho de broma jugando. Me volvió a repetir que me había dicho un millón de veces que a la Jefa no se le pega, por lo que volvió a coger el lexan. Del pelo, me hizo que me tumbara en la cama, estaba en el filo, por lo que se me quedaron las piernas en el suelo, y con el pantalón del pijama puesto me empezó a dar bien fuerte. Todavía me dolía del día anterior, así que al tercer azote ya estaba pidiendo clemencia. Le dije que era broma, que me perdonara, que no lo iba a hacer más… pues más fuerte me daba. A los pocos 30 azotes aproximadamente, me bajó el pantalón y continuó sin piedad. No podía parar de patalear, lo que picaba y lo que ardía. Le supliqué que me dejara ya así que a los pocos minutos paró. Me levanté de un salto, puse las manos a la espalda y miré hacia el suelo. Estaba súper cabreada ella. Le dije que lo sentía y me volvió a preguntar si yo podía tocarle sin permiso o no. Le contesté bien, pero aún me dijo que extendiera una mano que me iba a pegar. Le di mi mano derecha y me dio 5 azotes en la palma de la mano con la dichosa paleta, mientras que con cada azote me recordaba que me portara bien. Me dijo que le diera la otra mano y ahí mi brat boca volvió a hacer de las suyas. Le dije que no, que no quería que me pegara más. Di un paso atrás, para estar más lejos suya, y escondí la mano izquierda. Se volvió a enfadar y me ordenó que se la diera y le dije que no con la cabeza. Me empezó a contar: 1…. Como no obedezcas inmediatamente te pienso dar mucho más fuerte, después no quiero quejas…. 2… le dije que no quería, que dolía mucho en las manos… y cuando ya se estaba levantando con el 3, rápidamente le extendí la mano izquierda. Oh my god, cuánto dolió!!! Me dijo con cada azote que tenía que obedecer a la primera. Me dio otros 5 azotes, me dolían las manos y el culo a rabiar. Estaba con las manos a la espalda, miré para el suelo y me empecé a reír (sí, en el peor momento), me preguntó que de qué me reía y le dije que no quería decírselo que se iba a enfadar. Me obligó a contárselo y le solté: Jefa, que tengo la duda… tengo que obedecerte a la primera… de cuántas veces que me lo repitas? Y me dio un ataque de la risa, mientras le pedía perdón, que no sabía porqué le había dicho eso. Me volvió a tirar a la cama, me volvió a bajar el pantalón y si ya me había pegado fuerte antes, no quiero ni contar lo fuerte que me pegó esta vez. Al segundo azote se me cortó la risa del tirón. Me empezó a regañar que yo estaba muy subida, que eso también tendría que ver la nueva amiga del sur que me había echado, que me iba a prohibir que hablara con ella hasta que la otra se portara bien también… todo esto mientras no dejaba de darme azotes bien fuertes. Que supiera que este comentario, me había costado también que me castigara sin móvil y sin poder hablar por el grupo. Me dio unos 30-40 azotes más, supliqué lo más grande, que ya no tenía ganas de bromas y me iba a callar ya, que se lo juraba…. Por fin me soltó y me ordenó que me acostara ya y que no quería escucharme ni respirar.

Me tumbé rápidamente en la cama, de lado y me empecé a frotarme el culo. Ufff, cómo dolía. Estábamos las dos súper serias. Ella con su móvil y yo mirándole con cara lastimera, por si le daba pena. Me dijo que no le daba nada pena por la poca vergüenza que estoy echando. Le pedí mimos y me dijo que tenía que ir yo a tumbarme a su lado, que aún seguía enfadada. Me recordó que no me quería ver con el móvil y que por lo menos en un par de días que me prohibía hablar por el grupo, que la “prima” era una mala influencia como yo para ella. Decidió que esto lo iba a poner en el grupo. Pensé que lo iba a escribir, pero cuando la escuché que empezó a grabar un audio y a contar mi comportamiento, me morí de la vergüenza, me tapé la cara con la almohada y por señas le decía que no contara nada más, que no hacía falta. Le gustó que me diera vergüenza, porque ahí ya se le pasó el enfado y empezamos con las risas. Mi brat prima intentó salvarme, pero no hubo suerte. Finalmente le empecé a dar mimos hasta que se quedó casi dormida. Le volví a pedir perdón y darle las gracias por todo. Le prometí que le iba a hacer caso en todo, pero tenía una petición. Que por favor, me dejara escribir la historia en el ordenador sobre ambos días de castigo. Me dijo que sí siempre y cuando cumpliera con mi promesa de no coger el móvil. Y nada…. Aquí estoy, casi a las 2 de la mañana, sentada frente al ordenador, con el culo hirviendo, dolor de manos para escribir y ahora sí, replantándome portarme mejor lo que queda de semana, por lo menos. 

 

Te amo Jefa Ejune. Prometo portarme bien estos días para dejarte vivir un poco. 


 

 

Comentarios

  1. Me SÚPER encanta!
    Yo no soy mala influencia... Al final... De tanto repetirlo me va a hacer apuntarlo en las deudas de Julio mi Demonia Particular...
    (Rebeca, no eches cuenta. Hay muchas exageradas sueltas, tú sabes que soy una niña buena)
    Gracias por escribir de esa manera tan maravillosa. Agradezco a la vida por haberos conocido. Me despierto con otro carácter... Más... Viva. Lo que tanto anhelaba ahora es real, y que mejor poder compartir las cosas con personas maravillosas como vosotras.
    De tu Fan de hace muuuuuchos años, con cariño, Laura.

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