Riiiiiiiiiing Riiiiiiiiiing... (Sonaba el telefono)
- Mmhmmm? (Estaba dormida. No vi quien me llamaba ni que hora era)
- Jade?
La voz de Kenia sonó al otro lado del teléfono, especialmente sería.
Me levanté de golpe y vi la hora que era. Me había quedado dormida. No había ido a trabajar. Tenía tres llamadas perdidas de mi "adorable" jefe. Estaba morida, que no es lo mismo que muerta. Morida es como... Muerta y jodida.
Mecagoenlagrandisimaputa (bienvenidos a la mente de Jade. Lo que esté puesto en otro tipo de letra, es lo que piensa, pero no dice.
- Ah...Aho...Ahora te llamo cielo, dame un segundo.
Lamadrequemepario.
Colgué el teléfono y llamé a mi jefe.
Después de mil disculpas totalmente falsas (todo sea dicho) y mil promesas (que no pensaba cumplir) volví a llamar a Kenia.
- Amor... (Dije en un susurro)
- Amor? Enserio? Enserio te has quedado frita y no has ido a trabajar?
- Apuffffffff (resopló con significado de: la que me va a caer me va a cambiar hasta el DNI)
- No te da vergüenza? (Dijo muy MUY seria)
- Hombre... Vergüenza vergüenza... (Se me escapó una risita llena de nervios)
- ENCIMA TE RIES?
Después de tremendo grito que por poco me deja sorda, colgó sin decir nada más.
Estaba hecha un matojo de nervios. Iba a cobrar pero bien.
Aproveché mi día de "descanso" para limpiar la casa y salir a hacer unas compras. Intentaba despejar la mente lo máximo posible, pero era muy complicado.
Kenia llegaba a casa a las siete de la tarde y eran las siete menos cuarto.
Opción 1: le meto un lexatil en el agua.
Opción 2: me voy de casa y no aparezco en un año.
Opción 3: me tiro por el balcón.
Opción 4: le digo a una amiga que me lla...
Se escuchó la cerradura y me escondí en el cuarto de baño.
La casa estaba llena de un silencio tenso.
Estaba respirando profundamente cuando se escucharon unos golpecitos en la puerta no muy suaves y delicados.
- Que te escondas es para nada, señorita. Ven al comedor y trae el cepillo, ya que estás ahí.
Mierda, mierda, mierda!
Salí con carita de no haber roto la vajilla entera.
Cuando llegué al comedor... Allí estaba ella. Con su uniforme azul de policía. Me la quedé mirando y, inconscientemente me relamí.
Me voy a correr en 3..2....1...
Kenia estaba muy seria. Me miraba fijamente. Sabe lo mucho que me intimida, pone nerviosa y "asusta" cuando se pone así. Con los brazos cruzados. Sin decir nada.
Yo estaba entrelazando mis deditos nerviosa mirando hacia abajo. Esperando órdenes.
Cuando Kenia estaba muy enfadada, dejaba que pasaran unos minutos en silencio mientras yo me desesperaba por dentro. No dije nada, pues eso solo podía empeorar las cosas.
Pasaron unos larguísimos cinco minutos hasta que al fin habló.
- Hoy no hay calentamiento. Hoy no hay regaño. Hoy hay azotes, y cuando acabes, vas a copiar en tu libreta. Te voy a castigar por quedarte dormida y no ir al trabajo y por graciosa. Algo que añadir?
Estás muy follable con el uniforme. Follamos y ya me castigas en otra década?
- No Señora... (Dije con la cabeza agachada)
- Bien. Apoya los codos sobre la mesa.
Como vivo eternamente castigada, aún me dolía el culo de castigos anteriores y, mientras me dirigía a la mesa iba rezando un padre nuestro, siendo yo atea.
Padre nuestro que estás en los cielos...como seguía? Bueno, da igual, si de ésto no me libra ni el papa.
Me bajó de un tirón el pantalón y las bragas. Se desabrochó el cinturón y ahí empezó mi tortura.
Azotaba fuerte y rápido desde el principio y yo, encogida como una lagartija, solo podía pedir perdón una y otra vez.
- Te parece bonito lo que has hecho hoy?
Pues no decía que no me iba a regañar? A ver en qué quedamos...
- No Ay! Señora...Ay!
No hicieron falta muchos correazos para que empezara a llorar como una niña pequeña. Entre el dolor que tenía ya en el culo y los correazos que me estaba dando... Era un verdadero suplicio.
Si no me dió más de ciento cincuenta correazos sin parar y a un ritmo energetico, no me dio ninguno.
Cuando paró, era un mal de lágrimas. Solo podía llorar. Ya no tenía los codos encima de la mesa, ya estaba totalmente espachurrada sobre ella.
Me acarició el culo con cariño.
- Te he dejado el culo hecho un mapa. Por hoy, es suficiente, pero mañana, toca cepillo. (Me dijo mientras acariciaba y dejaba caer un tierno beso en la cabeza)
- Sniff... Es...Está bien sniff Señora.
- Coge la libreta y el boli. Copia cincuenta veces "Todo acto tiene consecuencias".
Lo copié lo más rápido que pude, pues el culo me dolía horrores y, cuando terminé, se lo enseñé a Kenia, la cual me dió un abrazo y un beso que me supo a gloria.
Ya estoy cachonda otra vez, si es que no puede ser...
Comencé a acariciarle la espalda y, con disimulo indisimulado, llegué a sus pechos. Ella sonrió. Me encanta ésa sonrisa pícara.
- Mmmm... Mi niña tiene ganas de jugar?
- Uhum... (Asentí sin mirarle a los ojos, me daba mucha vergüenza)
Me agarró de la barbilla y me la subió para que la mirara.
- Vamos a jugar a un juego... Vamos a follar como dos salvajes. Me vas a dar placer. Me vas a ver correrme. Gemir. Extasiar. Y yo... Te daré placer hasta que estés a punto de explotar. Te veré retorcerte entre mis manos. Te oiré suplicar una y otra vez y..
. No te correrás. Hoy no, mi niña.
- Pero...
- A LA CAMA!
Qué buen relato Laura, me encantó! Escribís muy bien! Y está muy bien lo de separar un poco el castigo y el placer. Al menos para la parte culpable
ResponderEliminarGracias Vic! Un placer siempre para mí escribir para todas las lectoras. Me alegro que te haya gustado 😊
ResponderEliminarTia soy súper fan, en serio. Todos esos correazos en frío, tienen que picar. Me he muerto de la risa con Jade, se te da un aire que no veas. Seguro que llega tarde al trabajo al día siguiente jajajajajajaja. Gracias cariño por compartirlo
ResponderEliminarEh eh eh, fans recíprocas! Te como entera! Gracias a ti desde hace años, ya lo sabes. ❤️ Y si... Jade es un poco mucho yo jajajaja.
Eliminar