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La Fiesta de Cumpleaños - Parte 2

 ¡Hola! Querido lect@r (aunque no, esto no es una carta de las de Bridgerton) espero que por el momento te encuentres muy bien y que estés disfrutando de tu tiempo en este blog. Esfuerzo de muchas reconocido por pocos. Espero que te estén gustando nuestras historias, anécdotas e instrospecciones de esta humilde y con muchas ganas comunidad de spankos (mujeres) de la que soy parte. Cualquier comentario es muy bien recibido 🤗 y si quieres hablar (algo que como spanko entiendo, las ganas de hablar sobre spanking..  todo el tiempo!) y eres mujer, te invito a nuestro grupo de Facebook! Ahora sí, por lo que vinieron... la segunda parte de la historia.

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El ruido de las llaves dejadas sobre la mesa, los pasos y el sonido del plástico de las bolsas era todo en lo que Ximena estaba intentando enfocarse.

Por su parte, Elena estaba realmente tomándose su tiempo. Y no es que ver a su novia en el rincón le causará exactamente diversión pero definitivamente se lo había ganado con creces. Fue hasta su habitación por el cinturón que usaba específicamente para estás situaciones y regresó dónde se encontraba Ximena. Se sentó en el borde del sillón y aún con el cinturón en la mano la llamó.

• Ximena, ven aquí por favor.

Ximena se dio vuelta despacio, reconociendo bien aquel tono de voz. Elena podía ser la más cariñosa del mundo, excepto cuando de un castigo se trataba. Si es que estaba enojada, no lo demostraba exactamente pero se notaba que no estaba feliz.

• Técnicamente no tenemos tiempo para….. esto…. – lo último lo dijo con un hilito de voz.

• Veo que el tiempo en el rincón aún no ha cambiado tu actitud

• ¡Si la cambio! – exclamó rápidamente.

• Ven aquí – señaló el espacio justo delante de donde estaba sentada.

• Elena por favor …. ¿y si me castigas después de la fiesta?

• Y si mejor te quedas sin ir a la fiesta – Dijo rápidamente Elena y como truco de magia Ximena estaba ya en el lugar indicado, realmente no le hubiese gustado tener que cumplir esa amenaza pero estaba decidida a hacerlo de ser necesario – Tu comportamiento está última semana ha sido inaceptable. Entiendo que estés estresada, entiendo que te gusta cumplir con tus compromisos y que te cuesta pedir ayuda. Pero he intentando ayudarte toda la semana y lo único que he recibido son respuestas groseras y malas actitudes. ¿Qué voy a hacer contigo?

• Perdón…

• Si estás decidida a comportarte como una nena malcriada, te voy a castigar como tal - dijo Elena mientras se tomaba su tiempo en bajarle las bragas hasta los tobillos – porque definitivamente yo no voy a dejarte pasar estas actitudes. Sobre mis rodillas, por favor.

• ¡No es justo! – exclamó Ximena mientras se colocaba ella misma sobre las rodillas de su novia, decir que su cara estaba roja como un tomate no era una exageración.

• ¿Qué no es justo? – preguntó Elena mientras comenzaba el castigo con la palma de su mano. Ritmo lento y progresivo pero definitivamente estaba llevando el mensaje a destino.

• ¡ah! ¡Todo!

• Se más especifica, por favor – indicó Elena sin detenerse, ya tenía un ritmo fijo. Su objetivo era calentar bien toda la zona para cuando usará el cinturón.

• ¡Para! – exclamó Ximena mientras intentaba alejarse lo más posible de los azotes sin abandonar su posición.

• Nada de eso señorita – exclamó Elena mientras con la mano izquierda la sujetaba de la cintura para mantenerla en la posición que quería y seguir con la azotaina – Y te advierto que o empiezas a aceptar tu castigo o vamos a estar aquí todo el tiempo que sea necesario

• Noooooo… ¡no es justo!.. ¡Arrrg!

• Se más especifica Ximena, ¿qué exactamente no es justo? -preguntó nuevamente Elena, está vez redirigiendo sus energías a la zona donde la pierna se encuentra con el culo.

• ¡No! Ya… ahhh … ¡para! ¡Por favor!

• Estoy esperando una respuesta – dijo Elena sin detenerse.

• Aghh….auuu…. Uff… ¡Todo! ¡Nada! ¡Que nadie más del grupo se ofreciera a ayudarme y terminará haciendo todo yo sola! -un par de lagrimas se asomaron por sus ojos, las cuales limpio rápidamente. Ximena también sintió como las nalgadas se volvían cada vez más rápidas. Pataleo y se resistió pero Elena sabía muy bien que era lo que necesitaba en ese momento. El castigo parecía no detenerse, el par de lágrimas se habían convertido en varias y el dolor en el culo se había vuelto desesperante. Y justo cuando pensó que ya no iba a poder aguantar más, el castigo se detuvo.

• Es injusto que nadie más se ofreciera a ayudarte – Elena habló mientras escuchaba como Ximena sollozaba levemente – No excusa tu comportamiento pero si es injusto. Pudiste también haber pedido ayuda si no querías hacerlo sola….

• Pensé que alguien se ofrecería antes de…

• ¿Por eso esperaste tanto antes de ponerte a organizarla?

Ximena asintió lentamente con la cabeza mientras con el reverso de su mano se frotaba ambos ojos.

• ¿Y como te resultó eso, eh? – bromeo ligeramente Elena

• ¡ja! Pues mal por lo visto…. Perdón por estar insoportable estos días….

• Mmm…. Intentemos que eso no se vuelva a repetir, ¿si?

• Si, Elena…

• Me temo que aún no terminamos cariño… -dijo Elena después de un par de minutos ambas en silencio

• Ufff… bueno … - asintió resignada.

• Y mejor terminamos de una vez, que tenemos una fiesta a la que asistir. – le ayudo a levantarse y le señalo el brazo del sofá, Ximena no necesito otra instrucción antes de recostarse sobre el. Culo en alto y escondió la cara en uno de los cojines decorativos del sillón.

• Perdón… de veras

• Lo sé -dijo mientras recogía su cinturón y lo doblaba por la mitad – van a ser diez y terminamos. Recuérdame porque te estoy castigando por favor.

• Por responderte mal y … no pedir ayuda y… ser un dolor en el culo supongo.

• ¡Ja! -se río ligeramente Elena- que poética forma de decirlo, pero y si. Mantén la posición o comenzamos de cero -le advirtió sería nuevamente.

• Si, ¡Elena! – el primero cayó en la mitad de la cola. El cinturón no era exactamente el instrumento favorito de ninguna de las dos pero definitivamente cumplía con su propósito.

Dos….El ruido del cinturón antes de impactarse…

Tres y cuatro…. El ardor que dejaba después de cada impacto.

Cinco… seis… siete …. Por último pero más importante, el dolor.

Los últimos dos Ximena estaba segura que iban a dejar una marca al día siguiente – Arrhg…Auch….

¿Me puedo parar?

• Si cariño, ya terminamos.

• Ese cinturón debería de desaparecer -comento Ximena mientras se frotaba el culo con ambas manos.

• Mmmm estoy segura que eso sería una pésima idea….

• Definitivamente una mala idea para hoy - sonrío Ximena, mientras buscaba algo con su mirada.

• Estamos a tiempo – Elena le dio una ligera palmada en la cola a Xime – Ahora mejor súbete los pantalones que tenemos una fiesta de cumpleaños a la que asistir.


Otros relatos de esta serie:
La Fiesta de Cumpleaños - Parte 1

Comentarios

  1. Me encantó Stephanie. Me encanta como escribís. Además es el tipo de relación que me gusta, la fantasía que buscamos todas. ¡No sabés cómo me alegra saber que te voy a seguir leyendo todas las semanas!

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  2. Querer abarcar por encima de las posibilidades...me suena

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. He disfrutado mucho ambas partes. Los motivos, la calma que irradia Elena a pesar del caos que desata Ximena antes del castigo porque anda vuelta loca con una situación que en parte ella misma se echó al hombro...y por alguna razón con ésta entrada estoy recordando o conscientizando lo difícil que es responder adecuadamente a preguntas específicas cuando alguien te está poniendo el culo como tomate, pero eventualmente la elocuencia se hace presente, y el hacer catársis hace que elimines la carga y tarde o temprano el diálogo se vuelva más claro y civilizado; vuelven a dibujarse los límites, se externa exactamente lo que causó falta de armonía o inconformidad y se resetea el marcador. Tal cual. Creo que a muchas nos gusta este tipo de dinámica. Y a mí particularmente me dio gusto darme cuenta de que no soy la única que como top pide las cosas por favor jajaja cortesía y educación ante todo...pero esa misma educación tiene que ser de ida y vuelta ;)
    Un placer leerte, como siempre, Steph!

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