Ir al contenido principal

La Novatada

Nadia estaba sentada en el escalón  de la cocina, abrumada con sus recuerdos de la infancia,  esa casa sería muy probablemente difícil de olvidar, a sus 16 años la vida comenzaba a darle una  leve probada del sabor amargo del dolor, la muerte de su padre la dejaría  marcada , el cáncer llevaba años acechándolo, por momentos parecía darle una tregua pero cuando se manifestaba parecía regresar con más fuerza, hasta que por fin Don Alberto cerro los ojos de  forma definitiva.

Nadia era hija única; su madre siempre se dedico a  las labores del  hogar ;por  lo que los  ahorros de la  familia se quedaron en los gastos de hospitales y para darle a su progenitor  una sepultura digna; así  que sin mucho dinero su madre y ella decidieron poner en venta  la casa, aunque esta fue la ultima opción considerada , su madre no estaba segura de ello mas  por el apego a los recuerdos de su vida de casada en ese inmueble, pero termino aceptando resignada.

La vida en general  no sería tan cómoda a lo que estaban acostumbradas; pero estaba segura que podría acoplarse al cambio , un amigo de la familia les había permitido  vivir dos años sin pagar la renta en  un departamento en una ciudad más modesta, agradecidas con el  gesto se mudaron ahí enfrentando el capitulo que la vida  les  había  puesto frente.  

Nadia abrazo a su mamá y sin más se dirigieron a lo que sería una etapa diferente  de su vida, al paso de algunas semanas se fueron acostumbrando a su nueva casa, después de todo no parecía tan malo el cambio, a excepción de escuchar por las mañanas los gritos de la vecina del piso de abajo , apresurando a sus hijos para llevarlos al colegio, o la música a todo volumen los viernes por la noche, del salón de eventos que quedaba a media cuadra de su domicilio, sin embargo no era tan difícil de sobrellevar. La madre de Nadia consiguió un trabajo como maestra de ballet en una academia , por lo que pronto empezaron a lograr una mejor solvencia económica.

Nadia pudo continuar sus estudios sin perder el año escolar, gracias a unas amistades que lograron colocarla en una escuela cercana a la región, por lo que en menos de un mes ya se había preparado para ingresar a su nuevo ciclo escolar,  la escuela no contaba con gimnasio, ni cafetería exclusiva, tampoco tenían elevadores para subir a los niveles del edificio, la biblioteca sólo contaba con cuatro libreros llenos de polvo y tres escritorios con sillas incómodas , lo cual hizo que se vería como la sala más abandonada del plantel.

A pesar de las carencias materiales , decidió enfocarse en sacar adelante el curso para así lograr una beca y continuar en un colegio mejor.Mientras caminaba por los pasillos del tercer nivel noto que sus compañeros la miraban de forma extraña, como si fuera un bicho raro, uno que otro la miraba con lujuria ,y no era de menos , había sido ganadora de la genética de su madre, la cual le regaló una cintura esbelta y amplias caderas ,lo cual a su edad llamaba mucho la atención,además que su piel era del tono de la porcelana más fina y sus ojos grises le hacían resaltar aún más.

Nadia era una chica de casa , rara vez salía con algunas amigas , porque realmente disfrutaba más leer alguna novela de Gabriel García Márquez, sin embargo su madre la motivo para hacer nuevas amigas , esto le haría más fácil lidiar con la muerte de su padre. Por lo que a regañadientes prometió hacer un intento de llevarse bien con algunas compañeras del colegio. 

En sus primeros días notó que sus compañeros eran muy diferentes a los del colegio anterior, sin duda la mayoría de ellos tenían una clase de vida sin tarjetas de crédito, ni carros esperando  al término de las clases, pero esto no era problema alguno, aunque en el fondo de sí, soñaba con regresar a su estilo de vida. Pronto sintió cierta empatía con un grupo de cuatro  chicas que eran del mismo salón,  ellas eran lo más parecido a las chicas cool de la escuela, tenían facciones bonitas y siempre acudían bien maquilladas , ellas eran consideradas por la más populares sin embargo ellas eran de las chicas problema del colegio, regularmente era constante verlas en la sala de espera de la Srita Clara, estás chicas tenían varios reportes , sus nombres eran. ( Graciela y Verónica, las cuales eran medias hermanas, Cindy  y Berenice la cual era como la cabeza del clan porque todo lo que ella decía usualmente era halagado por las demás)

Nadia se acercó a ellas intentando tener un trato cordial con ellas , pues aún era muy pronto para cerciorarse de los rumores que se oían acerca de reconocido cuarteto. Al cabo de una semana mientras repasaba  una guía para un exámen , se acercó Verónica a ella.

**Oye Niña, el examen comienza en una hora, necesitamos que nos hagas un acordeón para poder pasarlo 

# No creo poder ayudar con eso, si nos cachan perderemos puntos y acabo de entrar, necesito tener buenas notas, lo siento.

** No te pregunté eso, de hecho es una orden de la jefa ! pero si quieres meterte en problemas ...

Verónica saca su goma de mascar masticada y la coloco en el cabello de Nadia, mientras se reía... 

Nadia enojada se dirigió al baño a despegarse el chicle, y al regresar su mochila estaba abierta, con todos sus útiles regados, miro a todo el salón pero nadie dijo absolutamente nada. 

Nadia sin pensarlo se dirigió a la sala de la prefecta, y decidió poner una queja , no estaba dispuesta a sufrir ningún tipo de acoso,  sin pensar que esto podría tener graves consecuencias.... ( Continuará)


Comentarios

  1. Me encantó Magdalena! ahora quiero leer la continuación. Esperemos que no se haga esperar como este!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Mily y Aly cap2: "Después de la calma, llegó la tormenta"

 Finalmente, habían acabado mis cinco días de tortura con esa dichosa dieta, y mi amiga vigilando que la siguiera al pie de la letra. Por fin, decidió ser buena conmigo y me compensaría con una noche de pelis y palomitas. Ya tenía todo listo en casa para su visita, excepto la cena (odio cocinar). Pediría una pizza para ella (ama la pizza), y yo comería una hamburguesa. Sonó el timbre; pensé que era la comida, pero era mi amiga. Le di la bienvenida, y justo detrás de ella llegó la comida que había pedido. Le pagué al repartidor, y Mily ya se encontraba sentada en el sofá, frente al televisor. Me miró con cara de pocos amigos. Mily: ¿Pizza? ¿Es en serio? Aly: Es para ti, sabes que no me gusta casi la pizza. Esta de aquí sí es para mí. (Le mostré la caja con la hamburguesa y las papitas y dejé todo en la mesa que estaba frente al sofá). Mily: Muy graciosa, Aly. Te acabas de recuperar y ya estás con eso de nuevo. Pero ni creas que te voy a permitir que comas esas cosas. Aly: Qué delica...

Una sorpresa inesperada

Había estado teniendo unos meses medio complicados entre el trabajo y algunos inconvenientes de salud. Debido a esos problemas de salud tenía una dieta estricta y estaba tomando medicamentos pero era muy cansado vivir de esa manera yo estaba acostumbrada a consentirme comprando cosas para mí, pero a diferencia de las demás mujeres yo no compraba ropa, zapatos o bolsos o esas trivialidades. Me gustaba consentirte como se consiente a una niña pequeña comiendo helado, pasteles, papitas y todas esas cosas que por desgracia mi doctora me prohibió así que como dije era un fastidio. Y para colmo soy una persona muy indiciplinada en cuanto a mi cuidado personal se refiere, además de ser spankee, si sabes lo que significa está palabra sabrás lo complicado que es ser yo en un mundo de adulto independiente y responsable pero bueno, dicen p or ahí que siempre hay una spanker dispuesta a enderezar nuestro camino y ahí se encontraba mi amiga Amy. Ya tenía algún tiempo de haberla conocido por faceboo...

Un castigo como ningún otro

El día había llegado y a mí me tocaba recibir mi castigo por (para variar) no estudiar y estar de vaga. El procedimiento ya me lo conocía: llegar a la casa de Kevin (quien en ese entonces ya era mi exnovio), llamar a Rebe, abrir la llamada, aceptar el regaño y empezar con el castigo. Debo admitir que me causaba cosquillas en el estómago; dolía, y mucho, pero no era como unas nalgadas en persona. Era raro: algo entre miedo, nervios y emoción, todo al mismo tiempo. Como cualquier otro día, me acosté en la cama, abrí mi laptop y empecé la conversación con ese gracioso “holi”, como si no estuviera preocupada por lo que venía. Solo que, dentro de unos minutos, mis nalgas recibirían su merecido castigo —merecido según Rebe, claro—. “¿Nerviosa?” apareció en la casilla de mensajes, y bueno… ¿Quién no lo estaría en un momento así? Supongo que la Patricia que todos conocemos no estaría para nada nerviosa en un momento así pero yo sí sentía esa mezcla de nerviosismo, entusiasmo y terror que solo ...