Miré mi reloj nuevamente, aun sabiendo que no habían pasado más que unos segundos desde la última vez. Efectivamente seguía marcando las 15:45, insensible a mi necesidad de que el tiempo pasara más rápido. Había planificado salir a las 16:00 en punto, porque sabía que si bien el ponerme en marcha iba a aliviar en parte la ansiedad que sentía, la espera iba a ser todavía más intolerable en aquella esquina pautada que en mi propia casa y por eso no quería llegar tan temprano.
Suspiré y volví a controlar la hora para encontrarme con que solo había pasado un minuto. De manera involuntaria e inevitable, comencé a repasar una vez más si estaba cumpliendo todo lo que se le había pedido. Me miré en el espejo para verificar que la ropa, cuidadosamente elegida, no tuviera ningún inconveniente. No pude evitar sonreír ante la imagen que éste me devolvió. No estaba acostumbrada a vestirme con pollera y camisa y una parte de mi sentía que me estaba "disfrazando de nena grande". Alisé una arruga casi imperceptible en una de las mangas y me permití ver el reloj de nuevo: 15:49, había logrado avanzar un paso más.
Sabía lo que venía ahora, era imposible que una vez terminado el repaso externo no comenzara con el interno. Pensar cómo había terminado en esa situación, esperando para dirigirme a su primer encuentro de... No, era demasiado fuerte pensar encuentro de qué. Sabía perfectamente lo que iba a ocurrir, lo deseaba y lo temía casi por partes iguales. Sabía que lo había buscado y me lo había ganado y que ya no había vuelta atrás. Ya eran las 15:53, cada vez faltaba menos.
Era el momento de revisar por última vez (¿la décima del día, quizás?) el contenido del bolso. La libreta con la lista de faltas cometidas los últimos meses, desde que la posibilidad de un encuentro había dejado de ser una fantasía para volverse en una realidad. La cuchara de madera que ya había usado yo misma, pero que finalmente iba a sentir manejada por otra persona. Un escalofrío me recorrió la columna al tocarla, recordando esa sesión virtual en la que ante la gravedad de mi falta se me había ordenado que la usara para aplicarme el castigo merecido. O la primera parte del mismo, mejor dicho, porque sabía que era solo el comienzo y que ese día iba a tener que afrontar las reales consecuencias.
La alarma del celular empezó a sonar, sacándome del trance en el que había entrado al agarrar la cuchara de madera. Eran las 16:00, hora de salir camino a afrontarme a mi primer encuentro...
El primer encuentro (parte 2 de 6)
El primer encuentro (parte 3 de 6)
El primer encuentro (parte 4 de 6)
El primer encuentro (parte 5 de 6)
El primer encuentro (parte 6 de 6)
Bienvenida Hantora. Muchas gracias por publicar estos relatos que tienen todos esos elementos de ese encuentro ideal que siempre buscamos. Y que, obviamente, me encantan. Un placer leerte, espero pronto la continuación.
ResponderEliminarMe encantó. Me hizo sentir hasta las mariposas que definitivamente sentimos antes de.... gracias por compartirlo! Espero con ansias la segunda parte :3 Bienvenida
ResponderEliminarMuchas gracias a ambas por su bienvenida y por tomarse el tiempo de dejar un comentario. Ya está publicada la segunda parte, espero que les siga gustando y podamos continuar intercambiando comentarios.
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