Ir al contenido principal

El primer encuentro (Parte 2 de 6)

Supe que era ella aún cuando todavía la distancia que nos separaba no me permitía verla con claridad. Sin embargo, la figura esbelta y el andar firme y seguro eran inconfundibles. Yo debía dar una imagen graciosa, parada demasiado rígida en la esquina con las manos agarradas detrás de la espalda, porque no pudo evitar sonreir mientras me miraba de arriba a abajo.

- Veo que cumpliste con la ropa y la puntualidad, muy bien

- Gracias... señora

Estaba segura de que acababa de romper un récord de qué tan rápido podía una persona ponerse a temblar. En cuanto ví como su ceja se alzaba ante mi simple "gracias" recordé lo que habíamos hablado sobre el vocabulario y como me tenía que dirigir a ella como señora. Gran forma de empezar una tarde que tenía todos los condimentos para ser larga e intensa.

- Vení, vamos directo a mi oficina que tenemos muchas cosas para hacer hoy

- Sí, señora

Esta vez la respuesta salió completa mucho más rápido. Me había propuesto no cometer la misma falta dos veces, pero sabía que era algo más fácil de decir que de hacer. De hecho, también me había propuesto no cometer ninguna falta hoy y ya había empezado con el pie izquierdo.

---

Entramos a la oficina y antes de que tuviera tiempo de mirarla una orden clara y firme me llevó a la realidad de dónde estaba y qué iba a pasar.

- Andá directo a ese rincón, quiero que te quedes quieta mirando la pared con las manos en la cabeza hasta que yo te diga. Espero que hayas traído todo lo que te pedí porque es lo primero que voy a controlar. Voy a leer una a una las faltas que anotaste en la libreta, para que recuerdes por qué estás acá. ¿Quedó claro?

- Sí, señora

Mientras miraba la esquina de la oficina, intentando controlar mi respiración para escuchar sus movimientos y poder adivinar qué estaba haciendo, me encontré esperando por tercera vez en el día. Sin dudas, en ese momento recordaba la ansiedad con la que controlaba el reloj antes de salir de mi casa y un poco me arrepentía de haber querido que el tiempo pasara tan rápido.

Otros relatos de esta serie:
El primer encuentro (parte 1 de 6)
El primer encuentro (parte 3 de 6)
El primer encuentro (parte 4 de 6)
El primer encuentro (parte 5 de 6)
El primer encuentro (parte 6 de 6)

Comentarios

  1. Ah! y la segunda parte tampoco decepcionó. Jaja si que sabes atrapar la atención del lector. Y la espera... siempre hablamos en el grupo sobre que lo que hacemos no son solo azotes.. es el juego previo.. la espera... todo lo que hay detrás . Gracias por seguir escribiendo! Espero la tercera parte :3

    ResponderEliminar
  2. Me encantó, esperamos la próxima actualización. Siempre nos dejás con ganas de más.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Amelia y Emma 1: la foto

 El sol de las tres de la tarde atravesaba los ventanales del bar y se proyectaba en el suelo y las mesas. Amelia estaba sentada sola y, aunque sostenía su Kindle como si estuviera leyendo, en realidad estaba mirando la hora. “Quince minutos tarde”, pensó. ¿Quién era esta chica que de la nada le sacaba una foto? ¿Y cómo consiguió su número? Sus pensamientos fueron interrumpidos por la joven en cuestión que irrumpió en el bar, con su actitud relajada y su sonrisa de oreja a oreja, se acercó y la saludó. Contradiciendo su natural tendencia a ponerse seria Amelia no pudo evitar devolverle la sonrisa. Dejó el dispositivo sobre la mesa y le hizo una seña al camarero. —Llegas tarde. —Claro que no. Amelia frunció el ceño por unos segundos y se limitó a mirarla. La joven tenía un aspecto casual pero deliberadamente cuidado, su indumentaria se percibía mucha calidad. Su cabello castaño oscuro y largo terminaba en ondas sutiles. Sus dientes eran perfectos. Amelia se distrajo un minuto

Amanda y Laura I: Los riesgos de no avisar.

 - ¡Mierda! – se escuchó el susurro en la habitación, a oscuras Laura estaba intentando prender la linterna de su celular. El departamento estaba en silencio y eran casi las cuatro de la madrugada. Una luz se encendió, la del velador. - ¿Amor? – preguntó Amanda. - Shhhhhh… no te vayas a despertar -contesto Laura, resignada de no haber podido encender su linterna. - Ya estoy despierta -respondió Amanda con evidente irritación- ¿Qué hora es? - Tem… hip.. prano… -una risa escandalosa confirmo las sospechas de Amanda, la salida de un par de copas y ya, se había convertido al final en algo más. - Te llamé varías veces -le reclamó Amanda. - Te amo ¿Te lo he dicho antes? – preguntó Laura mientras forcejeaba con su pijama. - Y yo a ti…. – Amanda dio un resoplido- No hay caso, ven a dormir. - ¿Es una orden señora? – preguntó Laura de forma juguetona. - Tú mejor obedece que ya estás en suficientes problemas. - ¿Me vas a castigar? – pregunto sin censura Laura mientras se acostaba. - Maña

Amanda y Samanta I: Las tres opciones.

 –¡Voy! – gritó Samanta desde su escritorio/comedor. Le dio un mordisco al chocolate que tenía encima y marcó con lapicero azul una de las tantas facturas que había estado ingresando al Excel toda la tarde. Samanta abrió la puerta y miro desconcertada un momento a Amanda. –¿Ya son las 6? –preguntó preocupada. –Hola para ti también –le contestó Amanda mientras entraba al departamento. El lugar no estaba sucio exactamente, pero era un pequeño caos. Se notaba que todo estaba fuera de su sitio como si hubiesen entrado a robar o alguien hubiese estado buscando cosas con desesperación. –Perdona se me hizo tarde –se disculpó Samanta intentando acomodar un par de cosas en el camino. –Ya, puedo notarlo…. ¿Te estás mudando? –preguntó con evidente diversión Amanda. –Ja… Y no… –Samanta volvió a sentarse en su comedor mientras volvía a enfocarse en las facturas que tenía enfrente –Tengo que ingresar hoy las compras que hice para la empresa con mi dinero o no me lo van a devolver hasta el mes qu