Ir al contenido principal

El primer encuentro (Parte 4 de 6)

No tengo idea de cuántos golpes fueron. Intenté llevar la cuenta pero muy pronto tuve que abandonar esa tarea para poder dirigir toda mi energía a mantener la posición sin moverme demasiado y frenar el impulso de taparme con las manos. Sabía que patalear o cubrirme sólo iba a empeorar la situación por lo que me esforcé lo más que pude en evitarlo. Creo que ella reconoció ese esfuerzo, porque en un momento bajó un poco la intensidad hasta que finalmente se detuvo.

- Bueno, creo que estás empezando a darte cuenta que acá lo que hagas tiene sus consecuencias y que no tengo paciencia para aguantar tus actitudes, ¿está claro?

- Sí, señora

- Ya perdimos mucho tiempo por tu falta de atención, no creas que terminé de castigarte por eso. Pero vamos a empezar de una vez con el castigo por el que estamos acá. ¿Qué te dije que iba a pasar cuando nos viéramos?

- Que me ibas a castigar

La rápida e intensa seguidilla de golpes que siguió a mi respuesta me recordó que me había pedido que fueran completas y que siempre me dirigiera a ella como señora.

- Tu castigo no va a empezar hasta que no respondas correctamente, y yo que vos no lo demoraría. ¿Qué te dije que iba a pasar cuando nos viéramos?

- Que me iba a castigar por haber desobedecido sus órdenes y roto las reglas que habíamos pautado, señora

- Ahí va mejor, ¿y cómo te dije que te iba a castigar?

- Me iba a dar los azotes necesarios para que aprendiera a respetar las reglas, señora

- Ya nos estamos entendiendo. Lo de recién tomalo como un calentamiento, vamos a empezar

Sentí como se movía y pude escuchar que agarraba uno de los instrumentos de arriba del escritorio. Contuve la respiración mientras intentaba frenar el temblor que una vez más me recorría todo el tiempo. De pronto, sentí como su mano agarraba mi bombacha y la bajaba de un tirón. Instintivamente estiré mis manos para intentar evitarlo, pero me las corrió rápidamente.

- A las señoritas malcriadas como vos se las castiga directo sobre la piel, sin nada que las cubra

Creo que no había terminado de hablar cuando sentí el primer golpe. Inmediatamente me di cuenta por el ardor que se trataba de la paleta de cuero. Uno tras otro fueron cayendo los azotes, nunca con el mismo ritmo o patrón de manera que me era imposible predecir cuándo y dónde iba a sentir el próximo. En el proceso, no dejó de retarme recordándome todas las veces que la había desobedecido o que no había cumplido con las reglas que acordamos. Después de lo que me pareció una eternidad, finalmente se detuvo

- Andá de nuevo al rincón, manos en la cabeza y que ni se te ocurra tocarte. Espero que uses este tiempo para pensar, porque la próxima tanda es con el cepillo y va a depender de vos cuánto dure. Te voy a hacer preguntas y espero que las respondas como corresponde

Volví al rincón, la misma posición de antes pero ahora un dolor distinto me distraía del de los brazos. Una parte de mi quería concentrarse solo en esa sensación, pero la otra recordaba la advertencia e intentaba anticipar las preguntas para no equivocarse en las respuestas. Una nueva espera había empezado ese día, cada una me parecía peor que la anterior.

Otros relatos de esta serie:
El primer encuentro (parte 1 de 6)
El primer encuentro (parte 2 de 6)
El primer encuentro (parte 3 de 6)
El primer encuentro (parte 5 de 6)
El primer encuentro (parte 6 de 6)

Comentarios

  1. Ufff buenísimo relato eh. Me encantan los diálogos. Gracias por seguir publicando aunque estoy empezando a sospechar que hacerlo tan largo es una provocación! Jajaja. Espero con ansias la siguiente parte. :3

    ResponderEliminar
  2. Sigue por favor, me atrapó está historia desde que la comencé a leer.
    Siempre cortas en lo mejor 🥺 jajajaja pero bueno, gracias por publicar ☺️

    ResponderEliminar
  3. No puedes hacer esto!!! Apenas estaba empezando lo mejor jajaja ahhhh por favor ten piedad de nosotras y sube las siguientes partes

    ResponderEliminar
  4. Excelente como siempre. Me encantó la paleta de cuero antes del cepillo. Y toda la situación de disciplina muy protocolar. Bueno ya sabes que me encantan tus relatos. Esperamos la continuación

    ResponderEliminar
  5. ¡Gracias como siempre a todas por sus comentarios! Es muy lindo leerlas.
    Ya está publicada la quinta parte y esta espera es la última... por ahora al menos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Repitiendo errores...

Después del intenso castigo del lunes, pensaba que podría descansar… pero no. El martes tuve que ayudar a mi sobrina con su evento de primavera y, claro, me puse a hacer un sombrero de manualidades. Todo muy inocente, ¿verdad? Solo quería que quedara lindo. “Sí, inocente… hasta que alguien se da cuenta de que no estoy estudiando” , pensé mientras recortaba papel y pegaba brillantina. El problema fue que, creyendo que no había hecho nada malo, le envié la foto del sombrero a Rebe. Sí… a Rebe. Y su respuesta no fue un lindo “¡Uy, te quedó hermoso!” que esperaba. Lo tomó como una falta de sentido común, de obediencia, y una prueba de que no estaba cumpliendo con lo que me había dicho: estudiar para mi examen del miércoles. “Ups… creo que me voy a arrepentir de esto” , me dije, pero ya era demasiado tarde. Cuando llegó el miércoles, pasó lo inevitable: suspendí el examen. Y eso a Rebe solo le hizo darse cuenta de que el castigo del lunes había sido demasiado blando. —¿Cuándo puedes ir a lo...

¿Un cambio de chip? Un cambio de nalgas....

Era una linda tarde cuando me llegó un mensaje que a toda spankee le gustaba recibir: —Estás castigada. Sí, admítelo, amabas ese mensaje, ¿no? Enseguida agregó que no podía jugar videojuegos y que debía irme a la cama a las 23:30 hasta la semana siguiente; además, la idea era que aprovechara para descansar porque estaba resfriada y para estudiar la cantidad de cosas que tenía por entregar en las próximas semanas: trabajos, presentaciones, exámenes, etc. Como si una no tuviera nada mejor que hacer con su vida, ¿no? ¿¡Cuándo dormía la siesta?! Nada, me calmé, pensé en matemáticas, reflexioné, puse mi corazón sobre la mesa y escribí: —Está bien, no diré nada porque sé que me lo merezco —dije, orgullosa de mí misma. —¿Qué quieres decir? ¿Las otras veces no te lo merecías? —espetó Rebe como un balde de agua fría. Una queriendo mostrarse arrepentida y buena, y esas señoras te salían con esto… Insólito. Pero se preguntarán qué había hecho para estar castigada… bueno, les cuento. La historia c...

Mily y Aly cap2: "Después de la calma, llegó la tormenta"

 Finalmente, habían acabado mis cinco días de tortura con esa dichosa dieta, y mi amiga vigilando que la siguiera al pie de la letra. Por fin, decidió ser buena conmigo y me compensaría con una noche de pelis y palomitas. Ya tenía todo listo en casa para su visita, excepto la cena (odio cocinar). Pediría una pizza para ella (ama la pizza), y yo comería una hamburguesa. Sonó el timbre; pensé que era la comida, pero era mi amiga. Le di la bienvenida, y justo detrás de ella llegó la comida que había pedido. Le pagué al repartidor, y Mily ya se encontraba sentada en el sofá, frente al televisor. Me miró con cara de pocos amigos. Mily: ¿Pizza? ¿Es en serio? Aly: Es para ti, sabes que no me gusta casi la pizza. Esta de aquí sí es para mí. (Le mostré la caja con la hamburguesa y las papitas y dejé todo en la mesa que estaba frente al sofá). Mily: Muy graciosa, Aly. Te acabas de recuperar y ya estás con eso de nuevo. Pero ni creas que te voy a permitir que comas esas cosas. Aly: Qué delica...