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Mostrando entradas de agosto, 2024

La mejor alumna (Parte 5)

 Mercedes estaba inmóvil. Quería mucho a Amelia, era su amiga. Atesoraba esa relación desde el primer día que se cruzaron en una muestra de arte en la calle, donde se quedaron charlando durante horas. A pesar de todo, se cruzó de brazos y no se movió. Sabía que tenía que aceptar las consecuencias, pero ahí en el departamento, con el riesgo de que su amiga, o incluso los vecinos, escucharan todo, la parálisis era brutal. Amelia la miró de frente. — No voy a repetirlo, Mercedes. —No Amelia, por favor. Haré lo que me digas, pero no aquí. — Hablemos del estado de este lugar —Amelia hizo un paneo general —Y de tu futuro en la universidad si sigues comportándote como hasta ahora. El departamento donde vivían las chicas no estaba mal y, salvo por el desorden, estaba bastante limpio. Pero el desorden era algo que Amelia no toleraba y hoy estaba más irritable de lo usual. Así que, para sorpresa de Mercedes, frunció la nariz y se puso a recoger los vasos y los restos de comida y bebi

Micro Relatos II

 La Maestra de Historia La campana sonó y el sonido de sillas y risas inundó el salón. Guarde mis cosas lentamente, mucho más lento de lo usual. Un par de amigas me dieron alguna mirada de compasión, otras de curiosidad pero la mayoría solo me ignoró, apuradas por salir del aula y empezar con lo que sería el fin de semana. No para mí. ¡Buen fin de semana Miss! , se escuchaba cada vez que una de mis compañeras abandonaba el salón, seguido de una respuesta igual de cordial y sincera. La maestra de Historia, Miss Raquel, era quizá una de mis profesoras favoritas. Eso solo hacía mucho más difícil toda esta situación. - ¿Estás lista? – su voz me desconcertó un minuto, el aula ya se encontraba vacía y ella se encontraba mirándome fijamente desde su escritorio. - Eh… si, perdón. - Ven aquí por favor – su voz era cálida, siempre con una sonrisa aunque está vez pude notar en su mirada que estaba sería. No solía meterme en problemas, corrección, no solían atraparme. Me acerque hasta estar l

La mejor alumna (Parte 4)

La clase parecía no terminar nunca. En un intento de recuperar su estatus de buena alumna, Mercedes se había sentado adelante e intentaba simular que prestaba atención pasando la vista por la lista de bibliografía que tenía frente a ella. La silla de madera dura, sumado a que la clase duraba casi dos horas, le recordaba su charla con Amelia del día anterior. Faltar una semana no era aceptable para las expectativas de esta clase y lo sabía, aunque a veces parecía olvidarlo. No quería ni pensar en enfrentar a la profesora y mucho menos darle la nota. Pero la relación con Amelia le había cambiado la vida. Así que, intentando no pensarlo mucho y con las mejillas rojas, entregó el papel. Isabel Mujica lo leyó y no pudo evitar sonreír, Amelia podía ser cruelmente graciosa cuando se lo proponía. —Espero que hayas aprendido la lección, porque no pienso dejarte pasar ninguna más. Ni una clase, ni una entrega, ni una tardanza —agregó con total seriedad guardando la nota. —Sí, profesora —Mercedes

Micro Relatos I

 Provocación - ¡Espera! Me faltó lavarme los dientes. - ¡Vamos tarde! – dijiste exasperada mientras desaparecía por el corredor hasta el baño al costado de mi habitación. ¿Íbamos tarde o simplemente no íbamos a llegar antes de tiempo? Lo pensé pero no me atreví a decirlo. Cogí la pasta de dientes y me tomé mi tiempo. Quizá un poco más de lo usual porque cuando estaba enjuagándome apareciste en el umbral de la puerta, apoyada en el marco y con los brazos cruzados además de mirada amenazante. - ¿Ya terminaste? - Mmmm…. Un segundo, voy a lavarme las manos. - ¿Lo estás haciendo apropósito, no? - ¡Me estoy lavando las manos! – exclamé fingiendo indignación, y si solo por el tono de voz no te dabas cuenta, la sonrisa que me fue imposible de ocultar te dio la pista que necesitabas. Desapareciste en ese segundo y aproveché para secarme las manos con toda la paciencia del mundo. Volviste, pero está vez traías la paleta de madera en la mano. - Es hora de irnos – me miraste directamente mientr

La mejor alumna (Parte 3)

 Mercedes salió del departamento de calle Viamonte con la carta en la mochila. Tenía curiosidad de qué decía y no veía la hora de llegar a su departamento para sacarla y leerla. “¿Quién usa papel en estos días?”, pensó, “¿no es mucho más fácil enviar un WhatsApp?”. Pero no era lo único tradicional en el mundo de su tutora. Su cepillo era, también, de otra época. Y lo usaba con bastante fuerza. De todas maneras, se sentía feliz, aliviada. No faltar a clase y llevar un registro le parecía muy posible. Y tres semanas, una eternidad. Amelia la observó desde el balcón, la vio cruzar la calle. Pensó en ese vínculo como de hermana mayor que tenía con esa chica brillante de aspecto casual y despistado que la hacía ser demasiado laxa, demasiado permisiva. Y que la hacía involucrarse de más. “Tengo que ponerme más firme con ella”, pensó. Pero no debía dejarse llevar por las emociones. Y era un alivio que finalmente hubiera aparecido. Luego se apresuró a alistarse porque tenía que estar en la Un

La mejor alumna (Parte 2)

—Pasa, toma asiento —Amelia hizo un gesto demasiado amable, un tanto frío, señalando el sofá —ya estoy contigo.  Tenía que pensar cómo proseguir, controlarse. Es que, desaparecer no era algo que tomara a la ligera. En casi cualquier otro caso hubiese desestimado el vínculo y le hubiese dicho que la disculpara pero que se volviera a su casa, que ya no la iba a poder seguir viendo.  Pero con Mercedes había algo más, una apuesta personal. Sabía que tenía potencial para lograr lo que quisiera y que tenía también todas las cualidades para tirar todo por la borda cuando la situación se ponía intensa. Pero igualmente necesitaba probarse que podía ayudarla a encauzar toda esa energía. —Amelia, por favor, lo siento…  —En este momento no tienes permitido usar mi nombre. Las únicas respuestas que quiero escuchar son: sí, señora – no, señora. —Sí, señora —respondió la joven en voz baja, casi imperceptible. —Debería tomarte de una oreja y ponerte sobre mis rodillas ahora mismo. Mira la desfachatez

Retos - Parte 3

 ¿Cinco? ¿Diez? ¿Quince? ¿Cómo saber exactamente cuántos minutos pasan mientras se mira la unión de dos paredes?. Respuesta, imposible saberlo. ¿Y que es esto que estoy sintiendo ahorita? ¿Culpa? No digo que no la haya sentido antes, estos momentos hacen imposible no ponerse a pensar en que hubiese hecho diferente. El sonido de movimiento detrás de mi logra captar mi atención. Giro mi cabeza un poco a la izquierda, Laura está allí. Pareciera que lo único que siente en estos momentos es aburrimiento pero definitivamente somos diferentes. - Laura ven aquí por favor. – La voz de Amanda me desconcentra, me trae de nuevo a la realidad del momento y al castigo aún pendiente. - ¡No con eso! - ¡Ah! Pero no esperarás que use algo diferente. Tengo que estar a la altura de los retos de ambas. Y creo que la vara es un oponente digno en estas circunstancias. - Solo estábamos jugando… - escuchaba el temor en las palabras de Laura, prudencia me diría si estuviéramos charlando. - Pues no vamos a

La mejor alumna (Parte 1)

Mercedes cruzó la calle corriendo, preguntándose por qué siempre tenía que salir con el tiempo justo. Irrumpió en el aula de Epistemología literalmente pisando a los jóvenes sentados en el pasillo. La interrupción fastidió a la profesora Mujica, una señora adusta de unos 60 años, que le dedicó una mirada nada amable.  —… el tema del trabajo será: “La evolución del concepto de verdad” —continuó— Y es muy importante porque a partir de él elegiré a las cuatro personas de este año que me acompañarán en mi proyecto de investigación.  La joven se desplomó en su asiento, no creía tener la más mínima oportunidad. Aunque le fascinaba el tema. Aunque seguramente era la persona que más había leído sobre esa materia en todo el salón. ¿Por qué todo tenía que ser tan difícil? En esa marea de pensamientos navegó toda la hora. Cuando la clase terminó, y mientras se dirigía a la puerta, la profesora la detuvo.  —¿Puedo hablar contigo un momento? —Claro. —Hace dos días me encontré con Amelia Vance y me